Los encargados de los negocios del gobierno de Venezuela siempre han tenido a Moscú como uno de sus principales aliadas.
Por Redacción El Político
En enero, cuando Estados Unidos impuso sanciones a la industria energética de Venezuela, la petrolera rusa Rosneft ayudó a que el país suramericano canalizara sus exportaciones de petróleo hacia Asia, reportó The New York Times.
En marzo, cuando los rumores de una intervención armada de Estados Unidos alcanzaron un punto crítico, dos aviones con técnicos militares rusos aterrizaron en Caracas, en señal de que Rusia estaba del lado de Venezuela.
Sin embargo, cada vez se hace más evidente que, fuera de este tipo de acciones notorias con pocos efectos reales, los lazos económicos entre Venezuela y Rusia se están debilitando.
Varios bancos, exportadores de granos e incluso fabricantes de armas rusos han suspendido sus actividades comerciales con Venezuela, ahuyentados precisamente por el colapso económico que pretendían ayudar a evitar.
“Los vínculos económicos entre Rusia y Venezuela se han reducido mucho en años recientes”, dijo Maximilian Hess, investigador del Foreign Policy Research Institute (un instituto de investigación de política exterior) en Londres. “Las políticas actuales en realidad son de bajo costo, pero le dan mucho alarde geopolítico”.
Las muestras públicas de apoyo que ha dado Rusia ocurrieron en varios momentos cruciales de este año, después de que el líder opositor Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado en enero, en desafío a la permanencia de Maduro en el poder y situación que profundizó aún más la crisis política en el país.
No obstante, en lo que se refiere al sector económico, las empresas públicas rusas han ido reduciendo sus actividades con la nación en quiebra para proteger sus resultados financieros, situación que ha hecho patente que la estrategia del presidente Vladimir Putin de apuntalar a su aliado y antagonizar al gobierno estadounidense de Donald Trump tiene limitaciones.
Rusia solo exportó a Venezuela bienes por un valor de 36 millones de dólares en el primer cuatrimestre de este año, menos de la mitad de lo que envió hace tres años, según datos de la aduana rusa.
Los mayores bancos de Moscú en general han respondido con negativas a las solicitudes de Maduro de trasladar a Rusia cuentas del gobierno de Venezuela para evadir las sanciones estadounidenses, según dos personas familiarizadas con el tema pidieron mantener el anonimato, porque no cuentan con autorización para hablar con la prensa.
Incluso el comercio de armas rusas con Venezuela, la piedra angular de las relaciones entre ambos países, se ha visto afectado por las tribulaciones financieras del régimen de Maduro.
“Nuestras relaciones con Venezuela son de naturaleza estratégica”, dijo el embajador de Moscú en Caracas, Vladimir Zaemsky, tras la llegada de dos aviones militares rusos a Venezuela en marzo. “Como siempre, estamos preparados para dar todo nuestro apoyo al gobierno legítimo de Venezuela y a los venezolanos”.
La inauguración de un centro de entrenamiento para pilotos de helicópteros de RosTec en Venezuela a finales de marzo dio un importante impulso a las relaciones públicas con Maduro.
Rosneft le ha ayudado especialmente a Pdvsa a cambiar la ruta de algunas de sus exportaciones petroleras afectadas por las sanciones estadounidenses, para enviarlas a Asia. La empresa rusa también compró el petróleo de cinco de los siete buques petroleros que zarparon de Venezuela durante la primera quincena de mayo, según datos de Pdvsa.
El salvavidas financiero que lanzó Rosneft no ha sido suficiente para evitar el derrumbe de la industria petrolera de Venezuela, que ya se encontraba en dificultades. La producción petrolera venezolana se ha desplomado en 35 por ciento desde que comenzaron a aplicarse las sanciones estadounidenses en enero, una de las caídas más pronunciadas de producción petrolera en la historia moderna, según cálculos del Instituto de Finanzas Internacionales.