Además las fuerzas rusas lograron entrar en la ciudad de Severodonetsk, en la región de Luhansk, es una de las últimas grandes ciudades del área que aún está bajo control parcial de Ucrania.
Las tropas rusas avanzaron rápidamente hacia el centro de la ciudad después de días de bombardeos y ataques terrestres, y consolidaron sus fuerzas allí el miércoles por la mañana, según funcionarios ucranianos.
Moscú rodea los principales bastiones de la región del Donbás, cerca de la frontera, lo que facilitaría la llegada de suministros y refuerzos de tropas.
Reporta La Nación que las noticias que llegan desde el frente no son nada alentadoras para los ucranianos. La invasión rusa se acerca a sus 100 días y el curso de la guerra en Ucrania del este parece inclinarse a favor de Moscú.
En una reciente entrevista con una radio francesa, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, señaló que el actual impulso de las fuerzas rusas se debe al nuevo enfoque de los objetivos del Kremlin.
“Nuestro objetivo obvio, por supuesto es expulsar al ejército y los batallones ucranianos de las regiones de Donetsk y Lugansk”, dijo Lavrov, y encendió las alarmas.
El actual embate ruso no da tregua y se caracteriza por la misma brutalidad de sus ofensivas anteriores. Los observadores informan el uso de tácticas como las empleadas en la toma del puerto de Mariúpol: una lluvia de artillería incesante, noche y día, y ataques con misiles que dejan pulverizadas las zonas urbanas. “Un diluvio de metralla que no para”, en palabras de un soldado ucraniano herido.
Los testigos presenciales hablan del olor de los cuerpos en descomposición que inunda las calles, a medida de las temperaturas ascienden y llegan los primeros calores del verano boreal.