En todos los niveles de la vida pública a escala mundial se percibe una crisis de liderazgo. Lo que se refleja en los rasgos de los dirigentes surgidos a partir de los años 90. Estos se caracterizan por el populismo
El Político
De acuerdo con un análisis del periódico dominicano Listín Diario, la influencia, carisma y resiliencia de estos líderes, de cara a las adversidades, son precarias.
Ello si se compara con los líderes políticos precedentes. Hecho que se agrava porque en el ejercicio de la gobernanza democrática en estos tiempos hay que ser creativo, empático y flexible.
Las nuevas circunstancias del poder político en estos tiempos no son las de antes. Los “jefes” sempiternos y hábiles negociadores están siendo suplantados por outsiders que se apoyan en los nuevos medios.
Los políticos de antes lograban centralizar el aparato partidista y eran considerados una especie de semidioses.
Peligrosa irrupción
La irrupción de los nuevos líderes estremece los cimientos de los partidos tradicionales y de los liderazgos convencionales. Como ocurre en EEUU, Brasil y Venezuela, por solo citar tres ejemplos.
Las causas y consecuencias de la ausencia del liderazgo fuerte, carismático y embriagador en el marco de una sociedad global matizada por la gran influencia de la tecnopolítica es motivo de una reflexión.
En el momento en que EEUU iniciaba una cacería de brujas contra personalidades públicas post Segunda Guerra Mundial con el estigma de “comunistas”, en otros escenarios del planeta se afanaba la puntería en la búsqueda de un modelo económico y político que diera nuevos aires y vitalidad al ejercicio del poder, diezmado por las dos guerras sucesivas.
En el plano económico, el populismo clásico del siglo XX se caracterizó en la región por sustituir la tradicional dependencia de sus importaciones promoviendo la industrialización.
Este modelo fue aupado por líderes emergentes y organizaciones políticas nuevas. Entre los más destacados citamos a Getulio Vargas en Brasil y Juan Domingo Perón en Argentina.
También figuran Víctor Raúl Haya de la Torre en Perú, Acción Democrática en Venezuela, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) en Bolivia y José María Velasco Ibarra en Ecuador.
Dejando a un lado la visión que los economistas tienen del populismo, en el análisis Listín Diario se enfoca en las definiciones que los historiadores y cientistas dan del populismo clásico y su versión más reciente, denominada neopopulismo.
Los líderes populistas de las décadas de los cuarenta hasta los sesenta, se caracterizaban por ser nacionalistas, carismáticos, grandes comunicadores, articuladores de maquinarias electorales.
Había un personalismo en su forma de proceder que los conducía a decir lo que el pueblo quería escuchar, aunque careciera de fundamento ideológico o no estuviera sujeto a principios filosóficos.
Génesis del fenómeno populista
El concepto populismo hay que verlo desde un punto de vista histórico, político y el aspecto puramente ideológico.
La génesis del fenómeno populista dependía en el plano económico de las exportaciones de materias primas y la importación de bienes intermedios y finales. Ello con el fin de crear un sistema político de amplia participación y de una economía industrializada acelerada.
De esta manera, la clase media latinoamericana trata de conjugar esfuerzos con varios sectores sociales, arraigado en las familias vulnerables.
Líderes neopopulistas en América Latina
En los últimos años, emergieron liderazgos América Latina que han sido calificados de neopopulista. En contraposición con aquellos primeros líderes de los que hemos venido describiendo.
El populismo latinoamericano, refieren los historiadores, correspondió a un momento determinado del desarrollo capitalista que no tienen que ver con el capitalismo actual.
Aquella primera etapa del populismo de las décadas de los cuarenta hasta los sesenta, solo sobrevivió 20 años.
El fenómeno hay que analizarlo desde las perspectivas políticas, ideológicas, discursivas, de estilos, estructurales y de liderazgo.
En estos tiempos, algunos hacedores de opinión pública plantean que figuras políticas que han emergido en los últimos años tienen rasgos populistas.
Se mencionan al expresidente de EEUU, Donald Trump, el fenecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez y al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, con características comunes.
Los tres de apelar a la integración de las masas populares en un esquema de articulación política multiclasista, pero con diferenciaciones ideológicas, si es que se puede llamar de esa manera.
Trump y Bolsonaro a la derecha
Dos de los mencionados, son políticos con tintes de derecha conservadora: Donald Trump y Jair Bolsonaro, mientras que ideológicamente, Chávez se ubica en el pensamiento de izquierda.
Para los defensores del extinto líder venezolano, el socialismo del Siglo XXl es lo que caracteriza y sustenta su accionar político.
¿Cuáles han sido las políticas económicas implementadas por uno y otros?. Hubo programas y políticas nacionalistas, de intervención del Estado.
En el caso de Trump, el intento de devolver las inversiones norteamericanas radicadas en el extranjero es una típica política nacionalista, postura que supo vender durante su campaña electoral.
Jair Bolsonaro, el presidente del país más grande de América Latina, su ego es tan grande como el de Trump, llegó al poder con la utopía de que podría cambiar el país.
Este político brasileño, exmilitar, como su amigo norteamericano Trump empezó negando la crisis sanitaria hasta que sus países se han convertido en los de mayor número de muertos y contagios por causa del Covid-19.
Otro más
El hartazgo que se respira en la región contra todos los políticos y los partidos, situación que ha comenzado a manifestarse en República Dominicana hace unos años, se expresó a favor de otro populista de estos tiempos:
Se trata de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien inició su retórica justificando el montarse en un autobús del transporte público, como un ciudadano cualquiera.
El populismo no es bueno ni malo. El meollo del problema está en el modelo económico asumido por unos y otros.
En lo atinente a formas de actuar, el neopoulista entiende que no hay nadie que lo pueda sustituir en el poder, que es una especie de mesías que su poder de unción lo hace ser omnipresente y omnisciente
Se trata de una misión imposible en tiempos de tecnopolítica.
Fuente: listindiario