En Managua este domingo la ciudad mostró una faz desértica. Con excepción de los simpatizantes de Daniel Ortega, la mayoría de los nicaragüenses se encerraron en sus hogares como respuesta a una elección que consideró una farsa. Y cuyo ruedo el líder sandinista se presentó sin contrincantes. Y se dio por victorioso incluso antes de hacerse el escrutinio electoral de Nicaragua.
El Político
El diario madrileño El País en su versión digital estima que el silencio de las calles bien puede ser el prólogo de los próximos cinco años, durante los cuales Ortega y su pareja Rosario Murillo pretenden aferrarse al gobierno con fuerza de represión. Acallando a los críticos y reprimiendo cualquier indicio de protesta.
En su análisis sobre la situación en la nación centroamericana, El País observa que el comandante sandinista descendió del pedestal del mito revolucionario. Y ahora se enfrenta a una situación que se le complica por el retroceso de la economía, el crecimiento de la pobreza, la crisis sanitaria por la pandemia y en adelante el aislamiento internacional. Sin los petrodólares que llegaban puntales de Caracas, el modelo populista de Daniel Ortega se enfrenta al fracaso. El baile de sus seguidores puede convertirse en un amargo zapateo si el ex guerrillero no da un cambio de timón.
Análisis ?? | Represión, crisis económica y aislamiento: El presidente de Nicaragua enfrenta los próximos cinco años sostenido en la violencia, con la condena de la comunidad internacional y con pocas posibilidades de un cambio político
— EL PAÍS América (@elpais_america) November 9, 2021
Nicaragua en tiempo por venir
El reporte del diario español agrega: “A los analistas se les hace difícil predecir el futuro inmediato de este país azotado por los desmanes de sus caudillos. Incluso es difícil sacar conclusiones para quienes formaron parte del Frente Sandinista, trabajaron en el Gobierno revolucionario de los ochenta y todavía mantenían relaciones con Ortega tras su regreso al poder en 2007. Lo conocen bien, sí, y saben que Ortega no está dispuesto a ceder el poder. Pero también están claros que bajo el sistema actual se le hace muy complicado mantenerlo”.
Al consultar su parecer a Óscar René Vargas, sociólogo y economista, este considera que Ortega cometió el error más grave, que es el haber suprimido las elecciones y lo hizo por el temor de que podía perder. Precisa: “El síndrome de las elecciones de 1990, cuando perdió frente a Violeta Chamorro, está presente en su cabeza. Pero al suprimirlas logra un mayor aislamiento internacional y se pone en condiciones de mayor debilidad, debido a la falta de legitimidad”.
Vargas dice que Ortega intentará abrirse a un diálogo, pero que en él solo permitirá la participación de los grandes capitales de Nicaragua, asustados por las amenazas de sanciones. Así como por la caída de la inversión y el parón económico. Aunque Ortega se ha enfrentado abiertamente al sector empresarial, otrora su gran aliado, necesita de la bendición de las grandes fortunas que hacen negocios y atraen capitales para que su proyecto político se mantenga a flote.
Diálogo sujeto a la implosión
“Ortega necesita un diálogo con los sectores del gran capital para tratar de redimir un poco el error político que cometió. Pero, aunque lo logre, el proceso de implosión de su base social continúa y continuará, porque la economía del país no va a crecer de manera que permita crear empleos, lograr mejoras de salarios o reducir desigualdades”, puntualiza Vargas.
Otra circunstancia potencialmente relevante tiene que ver con la aplicación de la ley Renacer recientemente promulgada por el presidente estadounidense Joe Biden. Esta la proporciona al dignatario norteamericano amplios poderes para imponer fuertes sanciones. Incluso limitar los flujos de fondos otorgados por organismos multilaterales como el Banco Mundial. Lo que se traduciría en un duro golpe para el régimen nicaragüense, dado que depende de esa llave para su financiamiento interno.
Fuente: El País