En un suspiro Yovan Betancur vio cómo se hundía una embarcación de cuatro cubiertas en una represa del noroeste de Colombia, donde murieron siete personas. Apresurado finalizó el paseo que realizaba en su lancha y acudió al rescate.
Yo llegaba y los cogía, eso parecían hormigas, llegaba uno de ellos y empujaba a los otros" para conseguir espacio en los botes que los socorrían, dijo a AFP este hombre de 28 años a orillas del embalse El Peñol-Guatapé, a unos 68 kilómetros de Medellín, donde la tarde del domingo la nave "El Almirante" naufragó con unas 170 personas, de las cuales dos siguen desaparecidas.
De baja estatura y menudo, Betancur usó su experiencia de cinco años como lanchero para rescatar a doce personas de las gélidas y oscuras aguas del lago, uno de los principales sitios turísticos del departamento Antioquia, cuya capital es Medellín.
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"Cuando iba a recoger a más gente, ya no había más, los habían recogido los otros compañeros", aseguró, orgulloso de haber sido uno de los lancheros que evitaron que el número de fallecidos fuera mayor. En total 158 personas sobrevivieron.
Aunque su bote, de techo azul y cuerpo blanco, tiene capacidad para 20 pasajeros, prefirió no arriesgarse a quedarse a mitad de camino por exceso de peso entre el lugar del naufragio y el malecón, donde descargó a los rescatados.
Fuente: AFP