Se sabía que de ganar Gustavo Petro, las relaciones entre Venezuela y Colombia volverían a reestablecerse. Sin embargo, y sobretodo para Colombia, el acercamiento no es total y mucho menos un cheque al portador.
Mario Beroes Ríos/El Político
Los temores continúan, quizás ahora en menor cantidad, pero ahí están.
También son muchos los puntos que hay que aclarar, organizar, solucionar y aunque el mandatario neogranadino sorprendió con un inicio de relaciones antes de lo previsto, este no significa que todo está bien.
¿Dos países realmente hermanos?
Dejando a un lado la retórica histórica de "dos países hermanos con una herencia histórica común", es obvio que ambas naciones se necesitan y, en muchos casos, se complementan.
A partir de hoy se restablecen formalmente las relaciones diplomáticas, después de años de frialdad y desencuentros.
El dictador Nicolás Maduro recibirá las credenciales como embajador de Armando Benedetti, uno de sus más fieles colaboradores en la campaña y amigo personal del ex guerrillero del M-19 Gustavo Petro.
La encomienda de Petro a Benedetti, quien tiene problemas fiscales pendientes con la justicia colombiana es que "logre entenderse con el chavismo en una enorme cantidad de temas muy delicados".
Y estos arrancan por la posibilidad de un tratado de extradición, que ya fue desechado por Petro; los múltiples problemas fronterizos, la complicada dinámica migratoria, los servicios públicos y el comercio en la zona fronteriza, hoy casi inexistente, entre muchos temas.
Encuentro bilateral
Benedetti reconoció, nada más aterrizar en el aeropuerto de Maiquetía, que uno de sus prioridades será la de discutir con Maduro un encuentro bilateral con Petro.
Así se zanjarían años de desencuentros y hasta amenazas bélicas que vienen desde los tiempos de los ex presidentes Chávez y Uribe, hasta la ruptura total en 2019, con Iván Duque.
El presidente colombiano solía decir en campaña que no tenía ningún sentido que dos países con tantos intereses se perjudicaran mutuamente. Una de las prioridades del nuevo embajador es potenciar la economía, sobre todo la fronteriza.
“Vamos a restablecer el comercio del que viven más de 8 millones de colombianos, vamos a buscar una zona económica, exenciones de impuestos y una legislación que permita que el Gobierno colombiano pueda invertir en obras que impacten en el desarrollo de la región”, dijo Benedetti.
Maduro lo recibirá hoy lunes en la tarde en el Palacio de Miraflores. Seguro el acto será transmitido por cadena nacional, o mínimo por la red de canales de TV y emisoras del régimen madurista.
Monómeros y otros temas en Miraflores
Será un acto protocolar, que puede dar pie a que se converse de Monómeros, la empresa venezolana de fertilizantes que en el pasado fue copropiedad de los dos países y que se encuentra en una situación de quiebra.
La compañía acabó hace unos años bajo el control del opositor Juan Guaidó, el presidente paralelo de Venezuela reconocido por Estados Unidos.
Ahora, Maduro parece que vuelve a tener voz en el destino de la compañía y debe decidir si acepta una oferta del régimen de Petro, que al adquirirla pretende abaratar costos para los agricultores colombianos.
Sobre la mesa hay otros temas polémicos, como el tratado de extradición entre ambos países, ahora mismo suspendido.
Petro ya ha asegurado que va a reconocer el estatus de los venezolanos asilados en su país, sobre todo periodistas y políticos y que en ningún caso los va a poner en manos de la justicia venezolana.
Pero Colombia, a su vez, tiene interés en traer de vuelta a colombianos ocultos en Venezuela como Aida Merlano, una congresista que compraba votos para clanes políticos.
Benedetti debe explorar la forma de llegar a algún tipo de acuerdo al respecto, aunque la negociación va a ser muy difícil.
Felix Plasencia a Bogotá de la mano de los hermanos Rodríguez
Maduro, por su parte, designó también este mes como su representante en Bogotá a Félix Plasencia, un diplomático y político chavista que fue su canciller entre 2021 y el pasado mes de mayo y es muy cercano a Delcy Rodríguez, vicepresidenta del país.
El nuevo embajador colombiano aterriza en Caracas con una cantidad de tareas y reflotar las relaciones comerciales es una de las principales tareas de Benedetti.
La frontera colombo-venezolana llegó a ser la más activa de América Latina, y en su mejor momento, en el año 2008, el intercambio alcanzó más de 7 mil millones de dólares, pero se ha desplomado desde entonces.
El cambio de Gobierno en Colombia supone una nueva etapa en unas relaciones marcadas por la prologada crisis política venezolana.
La ruptura total de relaciones desde el año 2019, entre otras, ha dejado en el limbo a los 2,5 millones de venezolanos que se han asentado en distintas ciudades colombianas en los últimos años.
Del otro lado de la frontera, también han recalado decenas de dirigentes políticos, periodistas y defensores de derechos humanos, los exiliados que han dejado los años más represivos del chavismo bajo el mando de Maduro.
Migración y narcoguerrila
Durante el periodo de Iván Duque, Colombia debió enfrentar una crisis migratoria sin precedentes, mientras los pasos fronterizos que han sufrido cierres intermitentes desde 2015, convertidos en un cruce solo peatonal, son una especie de tierra de nadie en la que el crimen organizado y los grupos irregulares armados han ganado terreno.
Para Petro, restablecer las relaciones con Venezuela le ayudará también a que Caracas juegue un papel en una negociación de paz con la guerrilla del ELN, que opera en el país vecino.
Organismos internacionales han denunciado que el ELN y el Ejército venezolano ejecutan operaciones conjuntas.
La idea de Petro es desarmar a esta guerrilla, la última que queda, para buscar lo que él llama la paz total.