Reino Unido y la Comisión Europea superan la enésima fecha límite y se conjuran para un esfuerzo extra que evite el desastre. Mientras quede un solo minuto, mientras sea posible un acuerdo, por imposible que parezca, aunque se salten uno detrás de otro todos los plazos considerados inamovibles, los equipos de Michel Barnier y de David Frost seguirán negociando para intentar evitar un Brexit sin acuerdo, durísimo, con colas infinitas de camiones y puertos colapsados, aranceles, desconfianza mutua y demasiados rencores.
El Político
Una vez más, Boris Johnson, premier del Reino Unido y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, admitieron lo evidente: se ha avanzado demasiado como para tirar la toalla y es necesario seguir un poco más, la "milla extra".
Tras una cena fracasada en Bruselas, dijeron esta semana que procedía "tomar decisiones" graves si no había acuerdo. Pero asumieron ayer, llevándose por enésima vez la contraria, que lo "responsable" y lo lógico era y es no tirar la toalla.
Posible acuerdo
El acuerdo está cerca, así lo esperan los dedos los expertos técnicos, reunidos en Bruselas, después de 10 meses contra el reloj. En torno a un 97% de los temas están pactados, y queda perfilar la pesca y el llamado level-playing field o igualdad de condiciones.
Desde la Comisión Europea apuntan a que el tema de la gobernanza, de quién supervisará los posibles conflictos y cómo se resolverán, sigue ahí, pero no es tan complicado en perspectiva. Llevan atascados semanas, meses. Hace falta una opción que resuelva, y no acaban de encontrarla. No salen los números, no hay mecanismos mágicos. Hay ideas, posibilidades, pero exigen sacrificios o renuncias dolorosísimas, unas que ni Francia, ni España, ni Bélgica o Dinamarca están todavía listas para aceptar.Tampoco Londres.
Se acaban de verdad los días
Si no hay algo el 31 de diciembre, a medianoche, el peor de los escenarios se materializará. Es en ese momento, justo antes o justo después, cuando la decisión tendrá que adoptarse. Descartado lo imposible, entre lo que queda, por imposible que parezca hoy, estará la solución.
Hay quien espera que el detonante del cambio sea algo técnico, hay quienes esperan que sea un gesto político. Pero al final, es posible que sea el duro mazo de la realidad. En plena cuenta atrás, las escenas de caos en los puertos y en las carreteras británicas y francesas sirvieron este fin de semana de severa advertencia.
El inminente fin del período de transición del Brexit y el temor a un ‘no deal’ han provocado ya una avalancha de camiones rumbo al Eurotúnel, con colas de más de 15 kilómetros en Dover y en Calais.
Miedo al colapso
El peor escenario posible, más de 7.000 camiones colapsando la autopista A20, ha empezado a tomar cuerpo esta semana en el sureste británico, mientras las torres de contenedores se apilan tanto en el puerto de Dover como en Felixstowe, en el condado de Suffolk.
Sensación de desbordamiento
extendiéndose poco a poco a los puertos de Southampton y de Londres, que muchos barcos se ven obligados a no hacer parada en suelo británico y enfilar directamente hacia el puerto de Róterdam en los Países Bajos.
El colapso en la llegada y distribución de mercancías está afectando ya a la distribución de medicinas y equipos protectores contra el coronavirus y a la llegada a las estanterías de los juguetes de Navidad.
Ikea y Jaguar fueron de las primeras compañías en dar la señal de alerta por la falta de suministros. Apple, Primark y el fabricante de bicicletas Brompton han reconocido también que la entrega de sus productos se enfrenta a retrasos de varias semanas por la situación de los puertos.
Al aumento habitual del tráfico y del comercio por estas fechas se une la disrupción causada en los últimos meses por el Covid-19 y la preocupación ante un posible colapso a partir del 1 de enero, con la entrada en acción de 50.000 agentes de aduanas y la vuelta a una frontera "dura" de entrada y salida al Reino Unido, agravada aún más la posibilidad de un ‘no deal’ (no hay trato).
Continúan los intentos
"Creo que el Reino Unido debería seguir intentándolo", reconoció Johnson. "Pienso que eso es lo que cree la gente en este país y es lo vamos a intentar de todo corazón siendo lo más creativos que podamos. Pero lo que no podemos hacer es poner en un compromiso todo lo que significa el Brexit".
Poco después del anuncio conjunto, y de consultar con los miembros de su gabinete, Boris Johnson reconoció sin embargo que Londres y Bruselas siguen "aún muy lejos en los asuntos clave" de la negociación. "Pase lo que pase, el Reino Unido estará muy bien", añadió el ‘premier’, dejando de nuevo la puerta abierta a la posibilidad del ‘no deal’.
Sin un marco comercial y fronterizo pactado, ambas partes sufrirían, pero Reino Unido la que más. Por eso ambos bloques están condenados a entenderse. Si no hay acuerdo comercial esta semana o la que viene lo habrá en seis meses o en dos años. No hay alternativa.
El primer ministro irlandés, Michéal Martin, muy activo en las últimas horas con su llamada al consenso, lo resumió bien: "Si hemos sido capaces de llegar a un acuerdo sobre cómo poner en práctica el Protocolo de Irlanda, tenemos que superar el resto de los obstáculos. El 97% del acuerdo está ya sellado, sería un fallo terrible a nivel de Estado que no pudiéramos llegar a un acuerdo sobre la línea de meta. El daño sería muy grande".
Fuente: El Mundo
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