La reina de Inglaterra establece un "período de transición" para los duques de Sussex aunque “hubiera preferido que siguieran siendo miembros de la familia real a tiempo completo"
El Político
"Mi familia y yo apoyamos completamente su deseo de forjar una nueva vida como una joven familia", señala la monarca en un comunicado
Isabel II ha combinado la comprensión de una abuela con la firmeza de una Jefa de Estado para encauzar la crisis desatada en la Casa de Windsor por su nieto, el príncipe Enrique, y su esposa Meghan Markle.

Al final, la reina, siguiendo el camino trazado por el Brexit ha accedido a conceder "un período de transición" a Harry y Meghan, para que puedan repartir su tiempo entre Reino Unido y Canadá, y buscar su "independencia financiera" lejos de la familia real, como ellos querían.
En el inusual comunicado lleno de referencias personales ("mi familia", "mi nieto"), la monarca ha dado temporalmente por zanjada la crisis desencadenada por los duques de Sussex, cuando anunciaron su intención de dejar de ser miembros ‘senior’ de los ‘Royals’. Al cabo de dos horas y media de cónclave familiar en la residencia de Sandringham, Isabel II ha dicho "apoyar por completo el deseo de empezar una nueva vida" por parte de su nieto predilecto y su esposa norteamericana.

En la reunión participaron el príncipe Carlos, al regreso de un viaje oficial a Omán, el propio Harry y el príncipe William, que ha negado públicamente las noticias sobre su mala relación con su hermano pequeño. Meghan Markle ha estado supuestamente en contacto con ellos por videoconferencia desde Canadá.
En el cónclave real participaron también una larga decena de expertos del Palacio de Buckingham, del palacio de Kensington y de Clarence House para indagar en el impacto de la declaración de independencia efectuada la semana pasada por los duques de Sussex y que ha provocado una de las mayores crisis en la familia real desde la abdicación de Eduardo VIII en 1936.
El príncipe Felipe de Edimburgo, que ha criticado en privado el "desplante" de Harry a su abuela, se ha mantenido en segundo plano pero ha querido desplazarse también a la residencial real para dar su apoyo moral a la reina.
Isabel II ha avalado la decisión de los duques de Sussex de renunciar a sus obligaciones como miembros de la familia real, pero ha impuesto a la vez un “periodo de transición” al matrimonio y anunció una reducción gradual de sus ingresos públicos. “Hubiéramos preferido que siguieran siendo miembros de la familia real a tiempo completo, pero respetamos y entendemos su deseo de llevar una vida más independiente mientras siguen siendo una parte valiosa de mi familia", ha expresado la monarca.
La reina, de 93 años, en su discurso televisado navideño, se mostraba convencida de que 2020 podía ser un año de tranquilidad. Las fotos de su heredero, Carlos de Inglaterra, y del siguiente en la línea de sucesión, el príncipe Guillermo, eran un signo de continuidad y estabilidad aseguradas.
Pero la tormenta desatada por su otro nieto, Enrique, y por su esposa Meghan Markle, alteró esa calma aparente. La reacción de los medios británicos, que han tratado el asunto con la dimensión de una crisis constitucional superior incluso al Brexit, obligó a Isabel II a actuar con celeridad. En 72 horas convocó al núcleo duro de la monarquía británica a su residencia privada del Palacio de Sandringham y encargó propuestas concretas de resolución de la crisis.
Apoyo total de la familia
“Mi familia y yo apoyamos completamente el deseo de Enrique y Meghan de tener una nueva vida como joven familia”. Era el primer mensaje del breve comunicado emitido por la Casa Real después de las dos horas de reunión mantenidas este lunes, y bautizada como la “cumbre de Sandringham”. La Reina respaldaba la decisión de su nieto.
“Enrique y Meghan han dejado claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas. Se ha acordado, por consiguiente, que habrá un periodo de transición en el que los Sussex pasarán tiempo en Canadá y en el Reino Unido”. La Reina dejaba claro que los plazos y las reglas los establecería el Palacio de Buckingham y que, “en los próximos días”, deberá establecerse cómo será la inevitable reducción gradual de los ingresos públicos que recibían hasta ahora Enrique y Meghan.
Isabel II intenta así convertir una crisis en una negociación, aunque difícilmente logrará desinflar el interés y hambre de información despertado en los medios británicos y del resto del mundo. El Palacio de Buckingham, Carlos de Inglaterra y el príncipe Guillermo, junto al gobierno británico y el gobierno de Canadá, donde pretende residir el matrimonio, discutirán ahora las obligaciones de representación de la familia real de la pareja, los ingresos que deberán percibir, la disposición que podrán tener de los servicios diplomáticos del Reino Unido durante sus desplazamientos y el costo y dimensión del necesario servicio de escolta y seguridad que seguirán requiriendo.
La prensa contra los duques de Sussex
El daño, sin embargo, ya está hecho. La prensa conservadora británica se ha lanzado sin piedad contra la pareja de “niñatos consentidos” que ha alterado la estabilidad procurada por Isabel II, y se han cebado especialmente contra Markle, a la que han llegado a atribuir el distanciamiento de dos hermanos, Guillermo y Enrique, inseparables hasta su llegada.
Hasta un diario de tradición institucional como The Times hurgaba este lunes en las desdichas fraternales y atribuía a fuentes anónimas la actitud de “abuso” de Guillermo hacia su hermano y Meghan, a los que desde el primer momento “quiso poner en su sitio”. Logró el diario lo que hasta ahora parecía imposible.
Los dos hermanos respondieron con un duro comunicado conjunto: “A pesar de que fue claramente negado, un diario del Reino Unido ha publicado hoy una historia falsa en la que especulaba sobre la relación entre el duque de Sussex y el duque de Cambridge. Para unos hermanos que han mostrado tanta preocupación por todo que tiene que ver con la salud mental, el uso de un lenguaje tan inflamatorio es ofensivo y potencialmente dañino”, decía el texto.
Guillermo y Enrique abandonaron Sandringham por separado, cada uno en un coche. Lo que en dos hermanos adultos no hubiera tenido la menor importancia fue convenientemente resaltado por la prensa británica.
Posible pronto regreso de Enrique a Canadá
Tras el principio de acuerdo para un "período de transición", Harry podría dejar las cuestiones prácticas en manos de los abogados y los expertos reales a partir de esta semana, cuando irá al encuentro de Meghan y su hijo Archie en Canadá.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha intervenido personalmente en la crisis creada por la decisión de los duques de Sussex y se ha mostrado dispuesto a correr con los gastos para garantizar su seguridad durante las estancias de la pareja en Canadá.
Los abogados de la Casa Real han advertido que si la pareja decidiera vivir a caballo entre Reino Unido y Canadá podría verse obligada a pagar impuestos en los dos países. Las leyes británicas obligan a declarar a quienes pasen más de 90 días al año en el país, frente a 183 días en Canadá. No se descarta sin embargo una intervención política de alto nivel para evitar la duplicidad de impuestos.
El mantenimiento de la "ayuda" real, así como el futuro de la residencia de Frogmore (renovada para la pareja por 2,5 millones de euros con cargo al erario público) han sido otros de los puntos calientes de la negociación. Harry y Meghan han renunciado a su condición de miembros ‘senior’ de la familia real, pero confían no sólo en mantener sus títulos, sino en exprimir la marca de los duques de Sussex y hacerse millonarios.
Harry y Meghan (rebautizados como H&M por su visión comercial) esperan convertir su sitio web sussexroyal.com en la plataforma para promocionar más de medio centenar de productos. En abril, pretenden lanzar una fundación con el respaldo y el apoyo económico de Ophra Winfrey, los Clinton y los Obama, entre otros. Los dos aspiran a entrar también en el circuito millonario de conferenciantes y marcar su propia agenda, lejos de las obligaciones reales.
Pese a la contrariedad expresada por la reina tras el anuncio de la pareja, la propia Isabel II ha llegado a conclusión de que hay que hay aprovechar la "disrupción" causada por Harry y Meghan para introducir reformas en los férreos protocolos de la monarquía y permitir una mayor libertad de acción a sus miembros, pensando ya en la generación de los hijos de los duques de Cambridge.
Según ha revelado el documentalista de la ITV Tom Bradby, amigo personal de Harry, los duques de Sussex estaban dispuestos a conceder una entrevista a una cadena norteamericana contando la verdadera historia de su decisión de marcar distancias con la familia real. Bradby, que siguió a la pareja durante su último viaje oficial a África, asegura que Meghan se sentía cada vez más limitada por no poder expresar sus opiniones y que los dos temían que los ‘Royals’ acabaran relegándoles de sus funciones.
Fuentes citadas por ‘The Times’ aseguran que la decisión de dar el salto a Canadá fue esencialmente de Meghan: "Harry se ha visto bajo una intensa presión para elegir. Ha sido triste para él. Lo que él quiere es una situación intermedia".
(Con información de El Mundo, El País)