En medio de fuertes rumores sobre su inminente fallecimiento, Raúl Castro reapareció. El ex presidente y líder del gobernante Partido Comunista de Cuba, encabezó una reunión para los preparativos de su VIII congreso que se tiene previsto para abril de 2021informaron este miércoles medios estatales de la isla.
El Político
Todo está previsto para que en este VIII Congreso del Partido Comunista Cubano el general Castro pase a su vez el liderazgo del todopoderoso PCC al actual presidente del país, Miguel Díaz-Canel.
Posiblemente lo haga antes del año entrante, dada la enfermedad que padece el líder de la revolución, sin embargo,Los medios estatales dejaron constancia de una reunión que se llevó a cabo este martes y que concluye este miércoles, dónde se deja ver al general Raúl Castro, de 89 años, vestido con su tradicional uniforme militar verde olivo y portando una mascarilla quirúrgica, según reseña el Nuevo Herald.
Entre los días 16 y 19 de abril de 2021, se realizará el próximo congreso del PCC. Así lo decidió el pasado diciembre el Comité Central de la organización política.
El último cónclave de los comunistas cubanos se celebró en abril de 2016, cuando Raúl Castro recibió de su hermano Fidel (retirado del poder desde 2006) el relevo como primer secretario de la formación partidista.
88 años de lucha
El menor de los hermanos Castro Ruz ha resultado fuerte, a pesar de su aspecto delicado, comparado con su hermano Fidel. Quienes lo conocen afirman que seimpre sale triunfalmente airoso con una mezcla de fortuna, arrojo y tenacidad y el permanente manto protector que su robusto e infatigable hermano mayor le proporcionaba.
Los hechos de armas y la extraordinaria buena estrella protagonizados por Fidel los compartió íntimamente su inseparable hermano, revelado como un organizador meticuloso, un doctrinario celoso y un soldado implacable.
Notoriedad tenebrosa
Como jefe militar de la provincia de Oriente, su primer cargo oficial bajo el Gobierno revolucionario, Raúl Castro obtuvo una notoriedad tenebrosa por ordenar el fusilamiento sin juicio de muchas decenas de "criminales de guerra" y "torturadores" militares apresados en Santiago, lo que provocó la protesta de la dirección nacional del MR-26-7 y los informes de periodistas estadounidenses sobre la comisión de un "baño de sangre" en la isla, denuncia que puso en un aprieto al flamante régimen. Raúl no vacilaba en aplicar decisiones expeditivas de "justicia revolucionaria", caras también a su amigo el Che, y tampoco disimulaba sus convicciones marxistas.
Entre 1960 y 1965 la impronta del menor de los Castro se apreció en una serie de procesos que vinieron a subsumirse en dos, a su vez caras de una misma moneda: la configuración de Cuba como un Estado comunista a todos los efectos y la sovietización de la organización política interna, la economía y las relaciones exteriores.
Partiendo de su credo marxista, que hasta 1961 Fidel no reveló compartir, y valiéndose de unos contactos particulares con enlaces del KGB que según algunos investigadores se remontarían a los años de lucha en la Sierra Maestra, Raúl hizo valer todo su peso político en la depuración de las FAR, la función pública y los sindicatos de elementos desafectos o meramente sospechosos; en el comienzo de conversaciones con la URSS para normalizar las relaciones diplomáticas y establecer una cooperación comercial, energética y militar a gran escala -capaz de compensar el boicot y el embargo impuestos por Estados Unidos tras los decretos de la reforma agraria y las nacionalizaciones.
Como segundo comandante de las FAR, Castro dirigió con éxito la defensa nacional frente al intento de invasión contrarrevolucionario de playa Girón en abril de 1961 –aunque entonces se dio más importancia al papel bélico de los milicianos civiles- y en julio de 1962 convenció, personalmente en Moscú, a Nikita Jrushchev de la necesidad que tenía Cuba de ser protegida de la hostilidad de Estados Unidos mediante la instalación en la isla de misiles balísticos de medio alcance, arriesgado envite que empezó a ejecutarse en septiembre y que un mes más tarde desembocó en la conocida crisis internacional. Entre medio, el 25 de marzo de 1962, adquirió el cargo gubernamental de viceprimer ministro.
Raúl Castro se acomodó en el papel de discreto cancerbero militar del régimen, encargado de tener a las FAR siempre a punto para repeler cualquier agresión procedente del mal encarado vecino del norte. Desde 1975 comandó unas tropas volcadas al intervencionismo exterior en aras de la solidaridad socialista con las luchas de liberación nacional y caro a los intereses estratégicos de Moscú, sobre todo en África, donde decenas de miles de soldados cubanos pelearon en conflictos bélicos del lado de los acosados gobiernos amigos de Angola y Etiopía, cuya supervivencia aseguraron.
Raúl no se parece a Fidel
Las diferencias de carácter asomaban también en los ámbitos más personales y privados: según informaciones procedentes de personal bajo su mando, el austero general de Ejército era un hombre afable capaz de distenderse festivamente, bebiendo ron y contando chistes, en las situaciones sociales informales y que se sentía a gusto compartiendo los ratos de descanso con su esposa, hijos y nietos, una faceta familiar divulgada recurrentemente por el diario Granma
En el año 2006, Fidel Castro delegó todos sus poderes en su hermano Raúl: debía someterse a una operación quirúrgica y los médicos habían prescrito que había de guardar reposo absoluto tras la misma. Tras la renuncia definitiva de Fidel a sus cargos ejecutivos (19 de febrero de 2008), la Asamblea Nacional del Poder Popular nombró a Raúl Castro presidente de la República (25 de febrero).
A finales de ese mismo año, la llegada a la Casa Blanca del demócrata Barack Obama tras la victoria en los comicios trajo consigo un cambio en las posturas tradicionales de la administración estadounidense respecto al régimen castrista. Entre los primeros signos figuró la aprobación por el Congreso estadounidense de un conjunto de leyes que implicaban cierta flexibilización del embargo mantenido contra Cuba (marzo de 2009).
En el mismo mes, una delegación de congresistas demócratas estadounidenses visitó La Habana y mantuvo entrevistas con Raúl y Fidel Castro, además de con otras personalidades gubernamentales. Aunque la comitiva no viajó en misión presidencial, su objetivo consistió en buscar vías de entendimiento para un diálogo bilateral entre ambos Estados. Por último, el 13 de abril de 2009, el presidente Obama ordenó suspender las restricciones a los viajes desde Estados Unidos a Cuba, así como al envío de remesas. Se iniciaba de este modo un nuevo ciclo diplomático, que auguraba un futuro esperanzador para los cubanos.
El 19 de febrero Fidel, en un mensaje publicado en Granma, comunicaba su decisión de, por primera vez en 49 años, no aspirar ni aceptar los cargos de comandante en jefe y presidente del Consejo de Estado. Quedaban cinco días para la sesión inaugural de la ANPP y los comentaristas se animaron, aunque sin mucho convencimiento, a proponer candidatos con posibilidades de relevar al líder histórico en la jefaturas del Estado y o del Gobierno, y alternativos al que, no podía olvidarse, era el sucesor designado. En particular, se barajaron los nombres de Lage (56 años), el más joven Pérez Roque (42) y el experimentado y veterano presidente de la ANPP, Ricardo Alarcón Quesada (70).
El 24 de febrero de 2008, luego de ratificar a Alarcón como jefe del hemiciclo, los diputados procedieron según el guión establecido por la cúpula del régimen y con el 100% de los votos eligieron un nuevo Consejo de Estado presidido por Raúl Castro, quien desde este momento pasaba a ejercer como propias y de manera permanente las funciones asumidas por delegación provisional el 31 de julio de 2006.
Para sucederle en la primera vicepresidencia el escogido fue el también septuagenario Machado Ventura, uno de los dirigentes más identificados con el rechazo a toda reforma. Su nombramiento como nuevo número dos produjo alguna sorpresa entre los analistas que habían apostado por Lage y su línea tecnocrática.
El 10 de abril de 2015, durante la celebración de la VII Cumbre de las Américas en Panamá, Raúl Castro y Obama mantuvieron el primer encuentro en persona. En 2018, con 86 años, traspasó sus poderes a Miguel Díaz-Canel, quien ahora se convierte en lìder del partido comunista.
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