Parece que la calma vuelve a la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI). Kristalina Giorgieva, quien ha sido señalada por ejercer "presiones para mejorar la clasificación de China", cuando laboraba en el Banco Mundial (BM), han sido desechadas.
El Político.
En la ciudad de Washington el Comité Ejecutivo del FMI ha emitido un comunicado mostrando su "plena confianza en el liderazgo y la capacidad de seguir efectivamente desempeñando sus funciones" de la funcionaria de origen búlgaro.
FMI: Sí, pero no
Las acusaciones se centraron en el país asiático. Se aseguraba Georgieva presionó al personal a “hacer cambios específicos a puntos de datos de China en un esfuerzo para mejorar el ránking, al mismo tiempo en que se esperaba que dicho país jugara un papel clave en la campaña del Banco Mundial de incremento de capital” de 13.000 millones de dólares.
Al final de la historia China acabó en el puesto 78, como el año 2019.
Queda la duda
¿El liderazgo de Kristalina Georgieva al frente del FMI se ha debilitado; podría también complicar al gobierno del presidente demócrata de Estados Unidos, Joe Biden, al alimentar la reticencia de la oposición republicana hacia las instituciones multilaterales, especialmente en lo que refiere a China?.
Esta y otras muchas preguntas aún flotan en el ambiente de la sede del FMI en la capital estadounidense, ya que una investigación independiente concluyó que, cuando era directora ejecutiva del Banco Mundial, Georgieva estuvo entre los responsables del organismo que presionaron al personal para que modificara datos para favorecer a China en la edición 2017 del informe anual "Doing Business", la publicación estrella del banco.
A pesar que se pensó en su salida, a última hora, los países miembros sopesaron opciones; oyeron a la funcionaria búlgara, quien se lució en su defensa, y el no haber pruebas realmente contundentes, desembocaron en un comunicado de respaldo total.
EE.UU. qué va a hacer
Uno de los países más influyentes dentro de FMI, y además, crítico de la funcionaria búlgara es Estados Unidos. Las discusiones que se presentaron por el informe Doing Business volvió a exhibir las divisiones en bloques y los delicados equilibrios de poder en estos organismos multilaterales.
Mientras Francia y otros países europeos, junto a Rusia y China y países africanos, defendían la permanencia de Georgieva, Estados Unidos (el principal contribuyente financiero del FMI y del Banco Mundial y el único país con derecho a veto) y Japón debatían pedir su dimisión.
Sin embargo, ayer lunes, Washington ha informado a los 24 miembros del Consejo Ejecutivo del FMI que representan a 190 países que no buscaría la salida de Georgieva.
Tras días de intentos infructuosos de la directora gerente del FMI de hablar con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, las dos han mantenido este lunes una conversación telefónica.
En esa llamada, según el resumen facilitado por el Tesoro, Yellen ha "enfatizado" a Georgieva que el informe del bufete de abogados "ha planteado temas y preocupaciones legítimas" pero ha reconocido que, "en ausencia de más pruebas directas" del supuesto papel de la directora gerente en el escándalo, "no hay base para un cambio de liderazgo en el FMI".
Yellen también ha informado de que el Tesoro "seguirá de cerca" los siguientes pasos y "evaluará cualquier nuevo hecho o descubrimiento" que se sume al informe de WilmerHale.
La decisión de la Administración de Joe Biden de mantener el respaldo por ahora a Georgieva, en cualquier caso, ha provocado críticas inmediatas de republicanos, contrarios a su continuidad.