Cuando se coloca su nombre en cualquier motor de búsqueda, Yevgueni Prigozhin aparece identificado como un “político ruso”. Aquel hombre, sin embargo, trascendió la arena política, permeó la estructura del mismísimo Estado y llegó a convertirse en el dueño de una de las mayores empresas militares del mundo.
El Político
Nació en San Petersburgo, Rusia, el 01 de junio de 1961. Murió, según versiones oficiales, este 23 de agosto, en medio de un supuesto accidente aéreo que dejó otros nueve fallecidos.
El incidente, ocurrido en la región de Tver, ha generado rumores. La nave, un jet privado, trasladaba a Prigozhin y a Dmitri Utkin. Ambos encabezaban la plana mayor de Wagner, la corporación de mercenarios que se rebeló contra el presidente Vladimir Putin hace dos meses.
Desde la empresa bélica han apuntado al Kremlin. Serguéi Shoigú, actual ministro de Defensa de Rusia, es señalado como autor intelectual de la catástrofe. En Wagner piensan que la aeronave, un Embraer Legacy 600, fue derribada mediante el empleo de misiles tierra – aire.
De convicto a oligarca
Robo y fraude fueron los delitos que, por nueve años, mantuvieron a Yevgueni Progozhin en una prisión de su natal San Petersburgo. Luego de purgar tal pena, en la década de 1990, Prigozhin inició la que terminó siendo una prolífica carrera como empresario.
Tratábase de un tiempo en el que el comunismo estaba en crisis. La Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) se había desmembrado y el capitalismo occidental comenzaba a pulular entre los habitantes de las principales ciudades rusas.
Yevgueni Prigozhin surfeó la ola. Pronto se convirtió en vendedor de hot dogs y, más tarde, en el dueño de un exclusivo restaurante de lujo. El local, frecuentado por la élite local, fue visitado por Vladimir Putin.
Con natural habilidad, Prigozhin supo que su futuro estaría asegurado si permanecía al lado del gobernante. Como muchos otros rusos, que amasaron fortuna y que hoy son descritos como oligarcas, siguió una regla básica: mientras más cerca estés del presidente, más dinero vas a ganar.
Así las cosas, el ex convicto se transformó en un reconocido hombre de negocios. Concord, su empresa de catering, obtuvo contratos para alimentar al enorme Ejército ruso. De igual forma, se le otorgaron concesiones para ser la encargada de numerosas cenas presidenciales.
De ese modo, Yevgueni Prigozhin pasó de ser un simple vendedor de perros calientes a ser el hombre que cocinaba para Putin, cada vez que un homólogo del mandatario emprendía una visita oficial de Estado a la Federación Rusa.
Luego vino Wagner
Tras consolidarse como el “chef de Putin”, Prigozhin optó por diversificarse. Habiéndose establecido como hombre de confianza del presidente, el oligarca recibió luz verde para adquirir Wagner, una empresa militar que, a la postre, se transformó en una organización paraestatal.
Con el apoyo de Moscú, Wagner creció en número y alcance. Sus mercenarios fueron enviados a Siria, luego de que ese país entrara en guerra civil. La corporación, que peleaba a nombre de Rusia, llegó a defender los intereses del dictador sirio, Bashar Al – Asad.
La empresa bélica también fue enviada a África, concretamente a Sudán. Allí su misión fue la de proteger las canteras de oro que han sido explotadas de forma irregular. Se cree que la nación africana ha perdido más de 200 toneladas de oro, a raíz del tráfico ilegal del mineral.
En 2014, los mercenarios de Wagner pisaron Ucrania. Lo hicieron en Crimea, la península que Rusia le arrebató a los ucranianos y que Moscú terminó anexionándose, a través de un cuestionado referendo. Poco después, llegaron al Donbás, la región del este de Ucrania en la que Rusia ha interferido a través de sus mercenarios y de combatientes alineados con el Kremlin.
Con todo, la organización ganó notoriedad en 2022. Desde hace un año, los hombres de Wagner han sido clave en los avances experimentados por Rusia, luego de iniciada su invasión a Ucrania.
De hecho, cuando las tropas rusas no daban para más, la corporación culminó, con éxito, parte de los objetivos de Moscú, entre ellos la captura de la ciudad de Bajmut.
Caída en desgracia
Luego de que se cumplió un año de la guerra en Ucrania, Yevgueni Prigozhin empezó a formular duras críticas contra altos representantes del Gobierno ruso. Varios de sus dardos los lanzó contra el Ministerio de Defensa, una cartera a la que catalogó como corrupta e incompetente.
Sus objeciones también llovieron sobre la cúpula militar. El oligarca llegó a acusar al generalato ruso de condenar a muerte a los hombres de Wagner. Según Prigozhin, los altos mandos no dotaban, a sus combatientes, con el armamento ni las municiones necesarias.
Tras meses de tensión, el multimillonario decidió rebelarse. El motín ocurrió entre el 23 y 24 de junio de este 2023. Los combatientes de Wagner cruzaron de Ucrania a Rusia. Más tarde, marcharon con dirección a Moscú. En medio del levantamiento – y tras la aparente intermediación del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko – Yevgueni Prigozhin pausó las acciones.
Dos días después, Vladimir Putin anunció indultos para los miembros de Wagner. Desde el Ejecutivo ruso se anunció, incluso, que propietarios y comandantes de la corporación militar podían trasladarse hasta Bielorrusia para continuar con sus vidas.
El mal, sin embargo, estaba hecho. Putin no volvió a mencionar a Prigozhin. Su nombre, de hecho, desapareció de los titulares hasta el pasado lunes. Ese día, se le vio camuflado y armado con un rifle. Mediante una grabación, aseguró que estaba trabajando en África para “hacer que Rusia sea aún más grande en todos los continentes”. Ese fue su último mensaje.