La pandemia del Covid-19 va para los tres años desde su aparición y ante ello son varias las interrogantes que han surgido.
El Político
Las interrogantes, en su mayoría, tienen que ver con lo que pueda deparar el futuro en torno al Covid-19.
¿Seguirán ocurriendo estas oleadas, brotes cada cierto tiempo, una vez al año? ¿Qué tanto daño harán los síntomas? ¿Qué pasa si aparecen nuevas variantes?
De esto y más el portal NY Times realizó un trabajo especial, en el que hacen mención que los epidemiólogos podrían ver al covid-19 como una endemia en el futuro.
La manifestación de la endemia varía de un patógeno a otro. En Estados Unidos, algunos virus respiratorios, como la influenza y el virus sincitial respiratorio, también conocido como VSR, son mucho más abundantes durante el invierno. Por lo regular, estos virus le pasan factura a una sociedad en cuestiones de trabajo perdido, sistemas de atención médica saturados y muertes. Se estima que entre 12.000 y 52.000 personas mueren de influenza cada año en Estados Unidos.
Sin embargo, no todos los virus respiratorios siguen este patrón; algunos, como el rinovirus, circulan todo el año a niveles más bajos y con menos alteraciones para la salud humana. Otros, como la parainfluenza, pueden producir brotes de forma más errática o durante otras estaciones.
Entonces, ¿cómo será el patrón para el SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, cuando se vuelva endémico? Y, ¿cuánto alterará nuestras vidas? La respuesta corta es… todavía no lo sabemos. El patrón endémico de cualquier enfermedad se entiende mejor en retrospectiva y el coronavirus ha estado con nosotros tan solo unos dos años. Sin embargo, hay señales y factores a los que todos podemos estar atentos, los cuales muestran indicios de cómo la COVID-19 afectará nuestras vidas en las estaciones y los años por venir. Vale la pena debatir esas señales y tenerlas en mente conforme nos convertirnos en una sociedad más normal y que funcione mejor.
Un escenario optimista es que el SARS-CoV-2 se adapte a un patrón menos disruptivo parecido al de la influenza y que produzca brotes invernales con tasas de hospitalización y letalidad más bajas de las que vimos en 2020 y 2021. Un escenario más pesimista es que el virus continúe generando variantes que evadan la inmunidad y sean capaces de infectar a una gran cantidad de la población.
Aunque es difícil saber cómo se manifestará el coronavirus endémico, hay dos características importantes que valen la pena monitorear en los próximos meses y años: la frecuencia y la gravedad de los brotes. Estos dos factores delinearán la alteración que cause el coronavirus de aquí en adelante.
La frecuencia futura de los brotes del coronavirus está muy relacionada con la inmunidad de la población y cómo cambie el virus. La resistencia de una población frente a las variantes en circulación depende del historial de infección, vacunación y refuerzo de las personas. Las variantes con diferencias menores de la fórmula de una vacuna o una variante más antigua tal vez no produzcan mucha enfermedad. Sin embargo, una variante con cambios significativos —como la ómicron— podría infectar a muchas personas al evadir la inmunidad. Durante este invierno, muchas personas que tenían una buena protección contra la delta, la variante que fue desplazada por ómicron, fueron susceptibles a infectarse y enfermarse de ómicron.
Fuente: NY Times