Vladímir Putin y Recep Tayip Erdogan relanzaron este martes las relaciones entre Rusia y Turquía en San Petersburgo, donde los dos presidentes se reunieron para superar de forma simbólica el distanciamiento (marcado por las sanciones económicas impuestas por Moscú) que siguió al derribo de un avión ruso en la frontera entre Turquía y Siria.
En una rueda de prensa celebrada tras una primera reunión de más de dos horas, Putin calificó las conversaciones con Erdogan de “sustanciales” y “constructivas” e insistió en que el restablecimiento de la cooperación responde a los intereses nacionales rusos y a la estabilidad internacional en la región y en el mundo. Los dos líderes decidieron abordar la situación en Siria, conjuntamente con sus ministros de Exteriores y representantes de los servicios de Seguridad, después de su cita con la prensa. “Intercambiaremos información y buscaremos una solución”, dijo Putin refiriéndose al tema más delicado y urgente desde el punto de vista internacional. En la cuestión siria, las posiciones de ambos líderes difieren, entre otras cosas sobre la permanencia en el poder del líder Bachar el Asad y el papel de los kurdos.
Putin apreció que Erdogan hubiera acudido a Rusia pese a la “difícil situación interna en Turquía” y lo interpretó como una muestra del “interés de los socios turcos en el restablecimiento de la cooperación con Rusia”. El ruso insistió en tratar a Erdogan como “señor presidente”, mientras el turco se dirigía a él como “querido amigo”. Refiriéndose a la llamada del ruso tras el intento de golpe de Estado, Erdogan dijo que había sido “importante” desde el punto de vista “psicológico” y de la “solidaridad” entre Rusia y Turquía y también “una especie de apoyo moral”.
El relanzamiento de las relaciones en temas comerciales y económicos será paulatino y se adaptará a las prioridades rusas, según indicó Putin. A juzgar por los planes que prepara el Gobierno (programa de cooperación comercial, económica, científico-técnica y cultural para el periodo de 2016-2019) Rusia prevé un periodo de más de tres años para volver a los niveles de dinamismo anteriores a la crisis. En cinco meses de este año el intercambio comercial entre los dos países se ha reducido en un 43%, lo que se añade al descenso (entre un 23% y un 26%) sufrido el año pasado, manifestó Putin, según el cual Rusia y Turquía tienen todas las posibilidades para restablecer unas relaciones normales plenas y “Rusia está dispuesta (a realizar) ese trabajo”. Durante el periodo de “restricciones” han sucedido “ciertas transformaciones” que hay que “considerar” en las relaciones comerciales y económicas bilaterales, matizó el líder ruso.
Las frutas y verduras turcas, cuya importación fue prohibida por Moscú, tendrán que adaptarse a los intereses del sector agrario ruso, según indicó el ministro de Energía, Alexandr Nóvak. A diferencia del consumidor ruso, confrontado con precios más caros y menos variedad de oferta, el sector agrícola se beneficia de las sanciones impuestas a la agricultura turca.
La colaboración entre Ankara y Moscú tendrá un carácter más inmediato y acelerado en los temas de claro interés común como el tendido del gasoducto “la corriente turca”, por el fondo del mar Negro, y la construcción de primera central nuclear turca con tecnología rusa, un proyecto, que según Nóvak, está valorado en más de 20.000 millones de dólares. El ministro de energía dijo confiar en que el proyecto de construcción de “corriente turca” se firme el próximo octubre. Está previsto que la construcción debe concluir para diciembre de 2019, agregó el ministro. “La corriente turca” es una de las rutas barajadas Rusia para transportar gas a Europa sin pasar por Ucrania. El tendido, unirá Anapa, en Rusia, con Turquía y llegará hasta la frontera con Grecia, donde se planea construir un punto de distribución de gas destinado a otros países de la UE.
El tramo del gasoducto destinado al consumo interno de Turquía está “fuera de duda” y puede iniciarse “en el futuro inmediato”. El tramo hacía Europa debe ser negociado con la UE, dijo Putin, según el cual Rusia y los socios turcos están dispuestos a realizar ese trabajo. La “corriente turca”, según el líder ruso, no compite con “la corriente del sur”, otro de los proyectos de suministro, donde el país clave es Bulgaria, que no dio permiso a Rusia para trabajar en su territorio. Para retomar este proyecto Bulgaria debería dar “garantías jurídicas” a Rusia, que ha sufrido pérdidas económicas por la negativa de los socios europeos de seguir adelante. “Necesitamos garantías absolutamente blindadas de carácter jurídico y no las hay”, dijo Putin.
En lo que se refiere a la construcción de la central nuclear en Turquía, Erdogandijo que estaba dispuesto a concederle estatus de inversión estratégica “lo más pronto posible” al proyecto, en el que participa Rosatom, la organización responsable de la energía atómica rusa. El primer reactor, de los cuatro que tendrá la central, está previsto para 2023.
Con información de El País