Se trata de una nueva guerra por las rutas del narcotráfico, según los testigos. El enfrentamiento entre la guerrilla del ELN y paramilitares tiene a poblaciones cautivas.
Por Redacción El Político
Siete comunidades indígenas cercanas a la costa del Pacífico de Colombia se vieron obligadas a abandonar sus territorios y, según entidades como Naciones Unidas y el Consejo Noruego de Refugiados (CNR), son más de 1.000 los expulsados de sus hogares.
Ahora viven en medio de la escasez y la incertidumbre sobre cuándo podrán volver a sus casas. Se refugiaron en el norte del departamento de Chocó, donde tuvieron que movilizarse por un enfrentamiento armado que empezó en sus comunidades de la noche a la mañana.
Los primeros días de abril fueron el momento en el que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) colombiano quiso controlar la zona y la respuesta inmediata vino de parte del Clan del Golfo, antes conocido como las Autodefensas Unidas Gaitanistas, un grupo armado paramilitar y ahora considerado una "banda criminal".
"El enfrentamiento entre los grupos armados, que aún no han sido identificados, presuntamente obedecen a la disputa de los corredores de movilidad del narcotráfico", señala el comunicado enviado a BBC Mundo por parte de la Armada de este país.
Desde la zona, Higinio Obispo, consejero nacional de la Organización Nacional de Indígenas de Colombia, relata que la situación en la que se encuentran estas comunidades es dramática.
Obispo, quien proviene de la zona en conflicto, indica que es una "guerra por el narcotráfico" que no tiene ningún respeto por el derecho internacional humanitario.
"La mayoría de la gente tuvo que buscar refugiarse porque es una situación de atrocidad. Por ejemplo la violación a las niñas, la detención arbitraria y amenazas directas son situaciones por las que la gente ha abandonado sus territorios", afirma.
Las poblaciones indígenas afectadas pertenecen a las comunidades Bongo, Pichindé, Eyasake, Cedral, Victoria y Punto Caimito. Todas tuvieron que abandonar sus hogares, según relata la Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic).
La entidad denunció a principios de junio que también existe la presencia de disidencias de la exguerrilla de las Farc.
Colombia es considerado el país del mundo con mayor cantidad de desplazados en el interior de su territorio.
Más de cinco décadas de conflicto armado generaron esa situación, pero, paradójicamente, el fin de la guerra con las Farc no supuso una reducción de ese problema.
El CNR indicó que existen alrededor de 300.000 desplazados desde la puesta en vigencia del proceso de paz (noviembre de 2016) y que "esa tendencia viene en crecimiento".
La estadística puede ser dura, pero, según los testimonios de los desplazados en Chocó, la realidad que se vive entre las comunidades indígenas afectadas lo es mucho más.