El ministro de Defensa de Brasil, Raúl Jungmann, prolongó la permanencia de las tropas del Ejército que patrullan las ciudades de Espíritu Santo (sudeste), estado en el que se completó una semana de huelga por parte de los policías militarizados y en el que el número de homicidios se elevó a 137.
"Las tropas federales se quedarán durante el tiempo que sea necesario", afirmó Jungmann este sábado en una rueda de prensa concedida en Vitoria, la capital regional, ciudad que a juicio del ministro "está volviendo a la normalidad", pese a que los policías militarizados siguen en huelga.
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Jungmann encabezó este sábado una comitiva del Gobierno federal que se reunió de emergencia con el gobernador interino, César Colgano, y con el titular, Paulo Hartung, quien se encuentra de licencia médica para tratarse de un cáncer pero ha estado acompañando personalmente la crisis de seguridad pública.
La reunión se realizó horas después de que los agentes policiales decidieron permanecer acuartelados, a pesar del acuerdo anunciado la noche del viernes entre el Gobierno regional y representantes de las asociaciones de la Policía Militarizada, que reivindican mejores salarios, condiciones de trabajo y renovación de equipamientos.
El fin de la huelga estaba previsto para las 7.00 hora local (9.00 GMT), pero los policías militarizados no cumplieron con lo dispuesto y siguieron resguardados en los cuarteles.
Durante los últimos siete días, los familiares de los policías militarizados han acampado en la puertas de los cuarteles para impedir la salida de los agentes, quienes por tener estatus de soldados no pueden declararse en huelga y en caso de hacerlo se enfrentan a una pena de dos años de prisión.
Brasil: Ausencia policial deja más de 120 muertos en Espírito Santo
La crisis de seguridad pública, por falta de efectivos en las calles, ha desatado una ola de violencia con al menos 137 muertos según el Sindicato de la Policía Civil, principalmente en Vitoria, ciudad en la que muchos locales comerciales, agencias bancarias y oficinas públicas permanecen cerradas.
El servicio de autobuses, que fue varias veces suspendido por temores a depredaciones de los vehículos, fue retomado gradualmente este sábado en Vitoria.
Además de Jungmann, se desplazaron desde Brasilia hasta Vitoria el procurador general de la República, Rodrigo Janot; el ministro interino de Justicia, José Leví do Amaral; el ministro de la Secretaría de Gobierno, Antonio Imbassahy, y el ministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, general Sergio Etchegoyen.
De acuerdo con el ministro, 3.130 efectivos del Ejército y de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo élite de las Policías de diferentes estados, patrullan las ciudades, respaldados con tres helicópteros, 180 vehículos y tres camiones tanque blindados.
Carnavales de Brasil disfrazan la crisis
Tres aviones Hércules del Ejército volaron el viernes desde la capital Brasilia para llevar provisiones, equipamientos y más efectivos a Vitoria.
El contingente de la llamada ‘Operación Capixaba’ (nombre dado por el gentilicio de las personas de Espíritu Santo) es similar al de los 3.500 efectivos de la Policía Militarizada que habitualmente resguardan la región metropolitana de Vitoria.
El salario básico de un agente que comienza en la Policía Militarizada de Espíritu Santo es de 2.646 reales (unos 850,8 dólares) mensuales, el más bajo en los 27 estados del país y un 59,9 % menos de lo que gana un efectivo en las mismas condiciones en el Distrito Federal de Brasilia, que encabeza la lista de sueldos.
La protesta de Espíritu Santo se extendió el viernes al vecino estado de Río de Janeiro, que está en plenos preparativos de los carnavales y donde varios batallones de la Policía Militarizada tuvieron protestas en sus puertas por parte de familiares de los agentes.
No obstante, a diferencia de Espíritu Santo, sólo un 5 % de los pocos efectivos -de acuerdo con la Gobernación de ese estado- permanecieron acuartelados y algunos incluso salieron de los batallones en helicópteros del Ejército para evitar represalias de los manifestantes.
En Belem, capital del norteño y amazónico estado de Pará, también se presentaron desde el viernes pequeñas manifestaciones similares por parte de los familiares de los policías militarizados, pero como sucedió en Río de Janeiro la gran parte del contingente continúa con sus funciones habituales en las calles.
EFE