Donald Trump ha cumplido. El presidente actual de Estados Unidos (EEUU) ha hecho realidad 13 de las 28 promesas que presentó en su plan para gobernar durante los 100 primeros días de su gestión.
Félix R. Gutiérrez Rodríguez / El Político
El líder republicano ha dado una muestra de poder y en su primera semana al mando de la principal potencia del mundo derogó el programa sanitario “Obamacare”, eliminó tratados de libre comercio y empezó con el proceso para construir el muro que separará a su país de México.
La llegada de Trump a Washington también coincidió con la eliminación de las menciones a las políticas de cambio climático y de los comentarios sobre los derechos del colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) en los portales oficiales del gobierno, así como la desaparición de la página web en español de la Casa Blanca.
January 20th 2017, will be remembered as the day the people became the rulers of this nation again! https://t.co/n6aMK1MCRC pic.twitter.com/YVXQYqt9uR
— President Trump (@POTUS) 21 de enero de 2017
Chao, ObamaCare
El mismo día de su investidura, Trump firmó la orden ejecutiva que deja sin efecto al “desastre”, según él, del ObamaCare (Ley de Cuidados de la Salud Asequibles o Affordable Care Act), un programa en materia sanitaria impulsado por el gobierno del ex presidente Barack Obama. En sustitución de este plan, se iniciará el Patient Freedom Act de 2017, una ley presentada los días siguientes por los senadores republicanos Susan Collins y Bill Cassid. Según esta última, la ley garantizará que ninguna persona que hoy usa el ObamaCare se quede sin cobertura médica, devolverá poderes a los estados, aumentará el acceso a un servicio de “mejor calidad y menos costo” para todos y asegurará que casi 30 millones de norteamericanos que aún no tienen cobertura obtengan una.
Fuera del Acuerdo Transpacífico
Trump se dedicó el cuarto día de gobierno a otra de sus promesas polémicas: sacar a EEUU del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), un tratado de libre comercio que busca dar forma al mayor bloque económico del mundo.
El TPP fue suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos, representan 40% de la economía mundial. Entre ellos están las naciones latinoamericanas Chile, México y Perú. El acuerdo fue producto de siete años de negociación de la administración del ex presidente Barack Obama.
"Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para los trabajadores estadounidenses", dijo el mandatario al firmar la decisión ejecutiva mediante la cual retiró a su país del acuerdo comercial. Trump había asegurado en su campaña que el TPP era "un desastre potencial para el país".
Ni un centavo a favor del aborto
Trump firmó el mismo 23 de enero un decreto para recuperar la aplicación de una ley que prohíbe a las ONG y los proveedores sanitarios en el extranjero usar fondos del gobierno estadounidense para asesorías sobre el aborto. La restauración de la denominada “Política de Ciudad de México” es una medida que siempre toman los republicanos que llegan al poder y que luego derogan los demócratas cuando los sustituyen.
La orden ejecutiva de Trump se aprobó al día siguiente del 44º aniversario de la sentencia del Tribunal Supremo que legalizó el aborto en EEUU. El jefe de Estado había prometido en su campaña que designaría de juez del Supremo a un jurista que quisiera ilegalizar el aborto y que, de derogar la medida, cedería a cada estado la facultad de mantener o restringir el derecho.
Siguen las construcciones de oleoductos
El jefe de Estado republicano materializó su intención en el ámbito medioambiental al firmar la orden ejecutiva que reanuda los trabajos de construcción de los polémicos oleoductos Keystone XL y Dakota Acces. El ex presidente Barack Obama había ordenado detener la construcción del oleoducto en Dakota Norte en diciembre del año pasado luego de varias protestas de habitantes en la zona. Los afectados criticaban que la construcción amenazaba el suministro de agua de una tribu local y profanaba sus tierras sagradas en el Lago Oahe, un embalse del río Missouri por donde pasa el oleoducto.
Trump defendió la medida por ser una nueva ventana para el empleo: “Vamos a renegociar algunas condiciones, y si les gusta, veremos si podemos construir ese oleoducto, [habrá] muchos empleos, 28.000 estupendos empleos de construcción”.
Signing orders to move forward with the construction of the Keystone XL and Dakota Access pipelines in the Oval Office. pic.twitter.com/OErGmbBvYK
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 24, 2017
El muro va
No fue una promesa más de campaña; Trump decretó la construcción del muro en la frontera con México el 25 de enero y confirmó así la “pesadilla” que anticipaba su país vecino. Informó que los gastos serían responsabilidad del gobierno mexicano y que había invitado al presidente Enrique Peña Nieto a una reunión para discutir las condiciones de la medida. Sin embargo, el jefe de Estado mexicano anunció al día siguiente que no asistiría al encuentro bilateral pautado para el martes 31 de enero.
The U.S. has a 60 billion dollar trade deficit with Mexico. It has been a one-sided deal from the beginning of NAFTA with massive numbers…
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 26, 2017
of jobs and companies lost. If Mexico is unwilling to pay for the badly needed wall, then it would be better to cancel the upcoming meeting.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 26, 2017
Esta mañana hemos informado a la Casa Blanca que no asistiré a la reunión de trabajo programada para el próximo martes con el @POTUS.
— Enrique Peña Nieto (@EPN) January 26, 2017
El gobierno de Washington detalló que estaba estudiando la posibilidad de gravar con 20% las importaciones de México como tributo por el muro. “Si gravas con un 20% sobre unos 50.000 millones de dólares en importaciones, que por cierto es lo que hacen 160 países, logras 10.000 millones al año y pagas fácilmente el muro con ese mecanismo”, explicó el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.
Sin concesiones a inmigrantes
El presidente de EEUU también materializó con su firma una medida que prevé la cancelación de fondos federales a todas las ciudades que mantengan políticas que favorezcan a los inmigrantes, a las denominadas “ciudades santuario”. Cuando era candidato presidencial ya lo había advertido: "Acabaremos con las ‘ciudades santuario’. Las que se opongan a colaborar con las autoridades federales no recibirán más dinero de los impuestos".
La medida de Trump suprimirá las ayudas financieras federales a las ciudades que se nieguen a proporcionar a las autoridades centrales información sobre el estatus migratorio de las personas que detienen.
Sin embargo, ciudades como Nueva York, Chicago y Los Ángeles aseguraron que defenderían a sus inmigrantes ante las medidas administrativas tomadas en Washington. "Vamos a continuar siendo una ciudad santuario. No hay extraños entre nosotros. Le damos la bienvenida a la gente", dijo Rahm Emanuel, alcalde de Chicago. Por su parte, el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, escribió en Twitter: "Permanecemos unidos. Para la gente trabajadora, familias de inmigrantes, entre nosotros", mientras que Ed Lee, alcalde de San Francisco, confirmó que su ciudad no cambiará por las decisiones de la Casa Blanca.
The president’s executive order runs contrary to our values, but the stroke of a pen does not change the people of New York City.
— Bill de Blasio (@NYCMayor) January 25, 2017
Today, we’re confirming our sanctuary city status. #SF https://t.co/Hiw9V92Q9d
— Mayor Ed Lee (@mayoredlee) January 25, 2017
San Francisco también fue la primera urbe en presentar una demanda contra Trump por esta decisión presidencial. "La orden ejecutiva no solo es inconstitucional; es antiestadounidense", manifestó el fiscal de la ciudad, Dennis Herrera. "Por eso tenemos que levantarnos y oponernos. Somos una nación de inmigrantes y un país de leyes".
Un reporte del diario estadounidense Los Angeles Times explica que este proceso podría llevar meses debido a la complejidad legislativa que existe entre los estados, los tribunales federales y el gobierno en Washington DC.
Veto para musulmanes y refugiados
Cuando Trump hablaba de prohibir la entrada de musulmanes al país no mentía y eso lo demostró el octavo día de su gobierno, cuando decretó la prohibición de ingreso por 90 días a los ciudadanos provenientes de Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia, Yemen e Irak y también negó la entrada de refugiados al menos por 120 días. Su gobierno alega que estos territorios vetados son propensos al terrorismo.
La medida fue rechazada con múltiples protestas dentro y fuera de EEUU. Este ejercicio se repitió por las redes sociales, donde los internautas recordaron cuando el vicepresidente de Trump, Mike Pence, indicó en diciembre de 2015 que “la petición de prohibir la entrada a los musulmanes es ofensiva y anticonstitucional”.
"Calls to ban Muslims from entering the U.S. are offensive and unconstitutional." — Mike Pence#NoBanNoWall pic.twitter.com/iCV0xx5QbT
— Simran Jeet Singh (@SikhProf) January 26, 2017
La comunidad internacional también mostró su preocupación por las acciones xenófobas del nuevo titular de la Casa Blanca. El gobierno francés pidió “firmeza y unión” contra Trump, mientras que el gobierno alemán afirmó que “la lucha contra el terrorismo no justifica poner bajo sospecha generalizada a personas de una confesión o con un pasado específico”.
Aunque Trump aseguró que la medida contra los musulmanes “está funcionando muy bien. Se ve en los aeropuertos, se ve en todos sitios”, una jueza federal del país bloqueó parte del polémico veto temporal. La jueza Ann M. Donnelly, del Tribunal del Distrito Federal de Brooklyn (Nueva York), dictó que los refugiados u otras personas afectadas por la medida y que han llegado a aeropuertos estadounidenses no pueden ser deportados porque les ocasionarían “un daño irreparable”.