El gobierno británico conservador de Theresa May afronta este jueves un voto de confianza en el Parlamento, tres semanas después de perder la mayoría absoluta en las elecciones.
La Cámara de los Comunes se pronunciará esta tarde sobre los planes del gobierno para los dos próximos años, esbozados al inicio de la legislatura en el tradicional discurso de la reina.
Se espera que May supere el trámite tras conseguir un acuerdo con el Partido Unionista Demócrata (DUP) norirlandés, cuyos 10 diputados apoyarán a los 317 conservadores.
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La suma de ambos debería ser suficiente en una cámara con 650 diputados, pero la autoridad de May quedó seriamente cuestionada por las elecciones, que adelantó cuando tenía una cómoda mayoría absoluta con la esperanza de ampliarla todavía más.
May cuelga de un hilo, y una rebelión de su bancada -dividida, entre otros temas, por la salida de la Unión Europea (UE) o la austeridad presupuestaria- pondría en peligro su cargo.
La mayoría de las leyes anunciadas en el discurso de la reina conciernen a la salida británica de la UE, cuyas negociaciones formales empezaron la semana pasada.
Un plan Brexit bajo escrutinio
El plan de May para el Brexit se halla bajo la lupa tras las elecciones, que se interpretaron como una desautorización a su proyecto de abandonar el mercado único para acabar con la libre circulación y las fronteras abiertas, y poder así controlar la inmigración.
El gobierno afronta además un ambiente cargado por cuatro atentados en tres meses, y por el gran incendio de un bloque de viviendas sociales en Londres, la Torre Grenfell, que dejó 80 muertos, entre acusaciones a May y a los conservadores por los recortes en la policía y los bomberos y por no hacer lo suficiente por los desfavorecidos.
Los llamamientos a dar prioridad al empleo y las empresas en el divorcio con la UE arrecian, y vienen incluso de voces en el gobierno como el ministro de Finanzas Philip Hammond.
Hammond quiere un periodo de transición a partir de la salida de la UE para que las empresas se vayan adaptando y no se encuentren de repente "al borde de un acantilado", pero fue rebatido por un colega de gabinete, el ministro a cargo del Brexit, David Davis, que aseguró que sus opiniones "no son muy consistentes".
El lastre de la alianza con el DUP
La portavoz de May salió al paso asegurando que todo el gobierno "comparte la misma posición" y nada cambió.
"Digan lo que digan en público May y Davis, su política Brexit está de hecho cambiando", estimó el analista Charles Grant, del Centro para la Reforma Europea (Centre for European Reform) de Londres.
Grant señaló a la creciente influencia de Hammond y los conservadores escoceses, que aportaron al partido de May la única ganancia en las elecciones del 8 de junio y quieren que el país mantenga fuertes lazos comerciales con la UE.
Entre tanto, los laboristas de Jeremy Corbyn, que lograron 262 escaños, no discuten que el país vaya a salir de la UE, pero abogan porque disponga de "total acceso libre de aranceles" al mercado europeo.
"Lo más fácil para May sería seguir adelante con la clase de Brexit que quiere el ala más derechista, pero no es sostenible a largo plazo", sostuvo Grant.
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"Si May no se reinventa" y suaviza su posición respecto a la UE, "será probablemente derrotada por el Parlamento".
Además, falta ver qué impacto tendrá su alianza con el DUP, y si puede durar. El partido norirlandés arrancó a May el compromiso de dar 1.000 millones de libras más a Irlanda del Norte a cambio de su apoyo -para indignación de escoceses y galeses- y sus posiciones ultraconservadoras causan desasosiego incluso entre los diputados de la primera ministra.
AFP