Los préstamos son armas de doble filo y hay acreedores que resultan crueles. Así lo han comprobado una docena de países pobres, cuyas economías han colapsado bajo el peso de deudas milmillonarias, en dólares, tras recibir préstamos extranjeros. Muchos de ellos tienen como prestamista al implacable gobierno de China.
El Político
El pago de la deuda consume, de una manera voraz, los ingresos fiscales de los países que están más endeudados con China, según un análisis de la agencia Associated Press. Como consecuencia, los recursos que se deberían destinar a alimentos, suministro de electricidad, combustible y educación, se van casi en su totalidad al pago de la deuda.
#ReportajeAP Una decena de países pobres enfrentan inestabilidad económica e incluso el derrumbe bajo el peso de cientos de miles de millones de dólares en préstamos extranjeros, muchos del prestamista oficial más grande e implacable del mundo: Chinahttps://t.co/NP1wiqSUUa
— AP Noticias (@AP_Noticias) May 18, 2023
Pakistán, Kenia, Zambia, Laos, Sri Lanka y Mongolia están entre los más afectados. Hasta el 50% de sus préstamos exteriores proceden de China y la mayoría dedica más de un tercio de los ingresos públicos al pago de esa deuda externa.
Llegan los impagos y todo empeora
Los ejemplos más evidentes son los de Zambia y Sri Lanka, que ya entraron en suspensión de pagos. Sus economías no son capaces de hacer frente a los intereses de los préstamos.
Medio millón de puestos de trabajo en la industria desaparecieron en Sri Lanka desde que entró en mora hace un año, la inflación supera el 50% y alrededor de la mitad de la población ha caído en la pobreza. El hambre es la consecuencia directa de este tipo de problemas.
Aunque la intención al solicitar los préstamos fue buena, porque financiaban la construcción de puertos, minas y centrales eléctricas, lo cierto es que al final se quedan con obras inconclusas y una deuda impagable.
El caso de Pakistán también es notable. El país tiene tanta deuda externa por pagar que no puede permitirse mantener la electricidad en funcionamiento. Como consecuencia, la población se empobrece más, porque millones de trabajadores del sector textil han sido despedidos. Las máquinas están paradas.
Si hablamos de Kenia, para poder pagar los préstamos exteriores, el gobierno optó por retrasar el pago de las nóminas a miles de funcionarios.
Pobreza y conflictividad social
Toda esa situación de carencias genera conflictividad social y estremecimientos en lo político, advierten los expertos. Vaticinan que si China no ofrece algún tipo de alivio a los países pobres, podría producirse una oleada de más impagos, con las consecuencias ya descritas. Desde el punto de vista geopolítico el asunto es preocupante.
En otros tiempos, los grandes prestamistas gubernamentales, como Estados Unidos, Japón y Francia, se tomaban en serio el asunto de la inestabilidad económica y política en las naciones deudoras. Por eso era frecuente la negociación de acuerdos para condonar parte de la deuda. Cada gobierno prestamista ponía sus cartas sobre la mesa y se sabía el monto de la deuda y las condiciones en las que fue negociada.
Todo en secreto
Pero desde que China entró en el juego ha impuesto sus propias reglas. De hecho, no participa en las conversaciones multinacionales. Además, impone a sus deudores una confidencialidad que impide informar los montos y condiciones de los préstamos. Según ha trascendido, esas condiciones implican darle prioridad a China en la fila de los pagos.
Cada vez que un país cae en el impago, queda en un círculo vicioso porque no puede acceder a futuros préstamos, se ve obligado a recortar los gastos y, como consecuencia, se agrava la pobreza.
Fuente: ABC