La enfermera Ana Rosario Contreras es la Heroína de la Pandemia, premiada por su activismo por el cambio democrático en Venezuela y el apoyo al pueblo venezolano.
El Político
En un país donde el gobierno encarcela, tortura, hostiga y amenaza. El premio lo otorga el Departamento de Estado de Estados Unidos de América, premian a la heroína de la pandemia-
Ana Rosario Contreras recibe el Premio Internacional Mujeres de Coraje (IWOC), el cual reconoce a mujeres de todo el mundo que demostraron un valor y liderazgo excepcionales en la defensa de la paz y la justicia. Lo otorga el Departamento de Estado de USA
En el Día de la Mujer
Hoy, Día Internacional de la Mujer, la venezolana Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas, recibirá el Premio Internacional Mujeres de Coraje (IWOC),
Este premio reconoce a mujeres de todo el mundo que han demostrado un valor y liderazgo excepcionales en la defensa de la paz, la justicia, los derechos humanos, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, a menudo con un gran riesgo y sacrificio personal.
La "Heroína de la Pandemia"
Contreras recibirá la distinción en una ceremonia virtual del Premio Internacional Mujeres de Coraje, cuyo anfitrión será el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
El discurso en reconocimiento a los valientes logros de estas mujeres será pronunciado por la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden.
Defiende los derechos de los héroes de la salud
Ana Rosario Contreras, la heroína de la pandemia, está en primera línea en Venezuela en la lucha por los derechos de los profesionales de la salud, las enfermeras, los médicos, el personal de limpieza los pacientes y los sindicatos.
Contreras defiende los derechos de los ciudadanos que con gran riesgo personal atienden a los pacientes que tienen coronavirus, en medio de pésimos salarios y sin los implementos indispensables para su protección.
Logró subsidios para los enfermeros
“Ella ha abogado por los derechos laborales y ha trabajado incansablemente para asegurar que los trabajadores de la salud puedan recibir un subsidio a través del programa Héroes de la Salud del presidente interino Juan Guaidó”, aseguró la página oficial de la sede diplomática de Venezuela en Estados Unidos.
El comienzo de su lucha
Eran las 11:00 am de aquel lunes 25 de junio de 2018 y Ana Rosario Contreras, una llanera de nacimiento con profundo amor por el Táchira donde vivió hasta los 18 años, se atrevió a lo que ya los gremios no hacen en tiempo de revolución: convocar a un paro.
Lo hizo sola, con el respaldo del estandarte del Colegio de Enfermería del Distrito Capital a sus espaldas. Anunció que, dada la crisis, ya no pueden alimentar a sus hijos ni mucho menos pagar pasajes, por lo que se iban a paro indefinido y con la promesa de una renuncia masiva.
Lo hizo sin titubeos, con convicción y sin saber los alcances. La suerte estaba echada. “Tienen que venir tiempos de cambio”, dijo.
Una referencia mundial
Contreras, una mujer sencilla que no exhibe prendas, ni carteras ni zapatos lujosos, que anda en transporte público, se convirtió en referencia nacional: dada la firmeza de sus planes de lograr mejoras salariales, 25 colegios de todo el país siguieron sus pasos.
No habían trascurrido ocho días cuando todos los hospitales, dispensarios y organismos dependientes del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), el Ipasme y las clínicas populares estaban sumadas a la acción.
Tras ella aparecieron todos los gremios
Ya no era Contreras sola liderando la ola. Luego salieron los gremios de bionalistas, odontología, nutrición, fisioterapeutas, los obreros y los médicos. Todo el sector salud unió filas al paro por el salario y para exigir el derecho a la salud. Formaron un frente contra el hambre.
Con esa primera acción el sector salud logró algunos aumentos de salarios, primas y bonos. Pero esa no es la meta del sector. Van por más.
Una familia numerosa
La presidenta del Colegio de Enfermeras nació un 14 de diciembre en San Fernando de Apure. Allí vivió hasta los cinco años. Sus padres, una mujer ama de casa y un funcionario de la Guardia Nacional decidieron trasladarse a Rubio, estado Táchira, con sus siete hijos.
“Ellos no tenían ningún bien ni recursos, pero se empeñaron en heredar a sus hijos por los menos dos títulos profesionales a cada uno”, cuenta.
Tiene un hermano ingeniero y abogado que está certificado por la Unión Europea como Ingeniero en calidad. Una hermana docente, otra trabajadora social, otra psicóloga, una contadora pública.
Fueron muchos los actos académicos, las imposiciones de medallas y los birretes lanzados que la familia Contreras presenció y eso le quedó grabado a Ana Rosario, quien a los 18 años, ya graduada como bachiller medio en Enfermería, decidió venir a Caracas a continuar estudios y profesionalizarse.
Una larga trayectoria como enfermera
En noviembre de 1982 ingresó al hospital Vargas, luego entró a El Algodonal, donde actualmente tiene el grado de licenciada en Enfermería III; está en la nómina del pediátrico Julio Criollo donde es Enfermera II.
También pasó por la Maternidad Concepción Palacios y desde el 2013 se convirtió en la presidenta del Colegio de Enfermería del Distrito Capital, cargo gremial que la separó legal y temporalmente del ejercicio.
No quiere cargos
Ana Rosario no quiere ser concejal, diputada, ni llegar a la presidencia de la República. Su objetivo claro es lograr la movilización en pro de una mejor calidad de vida.
“Trabajo para que se pare la diáspora, para que regresen mi mamá, mis hijos, mis nietas y mis seis hermanos con mis sobrinos. Desde que estoy en este puesto me preocupo y ocupo del bienestar de los agremiados. De lograr mejores condiciones laborales y de garantizar el derecho a la salud”.
Toda su familia está fuera el país.
“Mis hermanos no tienen esperanza en Venezuela. Yo sí y por eso estoy aquí. Ellos me llamaron para decirme que me tenían el pasaje, pero no me voy, estoy comprometida con mi gremio”.
La heroína del gremio
Cuando Ana Rosario llega a un centro de salud, sus colegas la aplauden y le dicen “eres nuestra heroína”, “si tú sales, nosotras también”. Recibimientos como ese se dan en todos los centros asistenciales de Caracas. Incluso es vitoreada por los médicos, que reconocen su gallardía.
“Saber que cuento con ese respaldo me llena de fuerzas. Esta lucha no es por mí, no se trata de Ana Rosario, se trata de todos los trabajadores de la salud. Lo que hago tiene que ver con las decisiones que se toman en las asambleas, en el colegio, en los hospitales. Cada uno de los trabajadores es esencial en esta lucha”, expresa.
La voz de los trabajadores de la salud
Aunque es la voz, insiste en que solo es el puente entre los trabajadores y el Ejecutivo. “Yo no soy política, no represento a ninguna tolda, no negocio mis convicciones y no tengo porqué tomarme una foto con un político para que el ministro o el presidente Maduro me escuchen. Ese es su deber, todo el que ejerce funciones públicas está en la obligación de escuchar y atender las demandas de los gremios”.
Ejercer en situaciones extremas
En agosto del año pasado, Ana Rosario afirmó: “Ejercer la profesión de la enfermería en Venezuela es un suicidio. Durante la pandemia de Covid-19, más del 60% de los hospitales de Venezuela no tienen agua, eso es inaceptable, bajo esa circunstancias nosotros realizamos nuestras actividades, somos soldados contra un enemigo invisible sin los equipos necesarios”.
Hoy será condecorada por su coraje, la Heroína de la Pandemia.
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