Tras amenazas de muerte y dos semanas de reclusión, un homosexual ruso solicitó el asilo en Uruguay. Ya son 10 los extranjeros que pidieron el refugio en el país por motivos de persecución sexual. Al igual que otros migrantes, la mayoría descubrió por internet su nuevo destino.
El cuchillo no llegó a cortarles, pero su sola presencia fue suficiente para tomar la decisión: había que escapar de Rusia. Alejo y su novio acababan de salir del cine. Era una noche fría de invierno. Caminaban por una calle de Moscú agarrados de los brazos para darse un poco de calor porque en las madrugadas la temperatura puede alcanzar los 10 grados bajo cero. De repente, un hombre se les paró enfrente y les empezó a gritar "¡Pidor! ¡Pidor! ¡Pidor!". Les estaba diciendo "maricones" en su idioma. Acto seguido sacó de su sobretodo el arma blanca y se abalanzó sobre Alejo para lastimarlo. Con algo de suerte y mucho de conocimientos de defensa personal, evitó el ataque. Pero ya no había nada más que pensar. Allí no se podía ni caminar tranquilo, llevaba así más de 30 años y era el momento de aprontar las valijas.
Aunque Buenos Aires fue el primer destino elegido por Alejo —ya conocía la ciudad por las veces que había viajado a hacer negocios de cosmética—, desde 2015 vive en Montevideo. Un año y cuatro meses después le fue otorgado el asilo por persecución sexual. En la última década en Uruguay hubo 10 solicitudes de refugio por este motivo, contando tres homosexuales cubanos cuyo trámite aún está en proceso de resolución de la Comisión de Refugiados.
¿Gay friendly?
"Uruguay es el único país de las Américas en que existe una total equiparación de derechos", dice Oscar Iroldi, presidente de la Cámara Uruguaya de Negocios LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). Eso hace que a los 300 mil integrantes de esta comunidad que, se estima, viven en el país, se le sume una cifra similar de turistas gays cada año.
Un grupo cada vez más importante de extranjeros, explica Iroldi, están optando por Uruguay como segunda residencia. El matrimonio igualitario, la adopción y el cambio de sexo en el documento de identidad son algunos de los atractivos.
Si bien el cambio cultural de los ciudadanos "corre de atrás", las normativas están generando un cambio, señala el empresario. Cita como ejemplos que cada vez es menos necesario "salir del clóset" para que la familia los acepte y que más del 80% de los ciudadanos aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuando era el 62% al momento de votarse la ley.
Prueba de este cambio, el Estudio Mundial de Valores revela que al 10% de los uruguayos "no le gustaría tener de vecino" a un homosexual. En 1996 la cifra era tres veces superior. En aquel entonces, para el 45% de los encuestados no se justificaba la homosexualidad y dos décadas después el número descendió al 18%. Estos resultados ubican a Uruguay en la cabeza de los países que más justifican la diversidad sexual, solo superado por Suecia, Holanda, Australia y España.