Según datos del Banco Mundial, la última vez que China experimentó una contracción de su población fue en 1961.
El Político
En 1961, China perdió siete millones de habitantes en el marco de la gran hambruna provocada por la fallida campaña de industrialización conocida como Gran Salto Adelante.
Se trató de una catástrofe humanitaria en la que decenas de millones de seres humanos murieron de hambre, bajo un régimen que llegó al extremo de culpar a los gorriones ―sí, las aves― por el desastre, declarándolos “contrarrevolucionarios” y decretando su eliminación.
Esta fallida política fue emprendida a fines de la década de 1950 por el dirigente Mao Tse-Tung.
¿Por qué es importante?
Según una nota de la BBC, la población de China, por primera vez en 60 años, ha disminuido hasta alcanzar su tasa de natalidad nacional un mínimo histórico: 6,77 nacimientos por cada 1.000 personas.
El envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad hacen que China se enfrente a un problema demográfico.
El hasta ahora país más poblado del mundo -se calcula que será superado por India en abril de este año- perdió 850.000 habitantes en 2022. Actualmente cuenta con 1.411 millones, reportó BBC.
Esta pérdida de población se produce en un momento delicado para la economía china. En 2022, el Producto Interno Bruto avanzó apenas un 3% como consecuencia de las restricciones impuestas por Pekín para frenar la propagación del Covid-19.
Esa misma política provocó una caída del 10% en la tasa de natalidad, lo que ha preocupado a las autoridades década de los años 90.
Sin embargo, el descenso no es algo que haya sorprendido a los demógrafos. Su índice de natalidad ha estado disminuyendo durante años, lo que ha forzado a las autoridades a impulsar una serie de políticas para tratar de frenar la tendencia.
A pesar de ello, y siete años después de poner fin a la política del hijo único, China ha entrado en una "era de crecimiento negativo", tal y como la describen desde la Oficina Nacional de Estadísticas de China.
Entre líneas
Las cifras, según agrega la BBC, son aún más elocuentes al ser comparadas con las de otros países. En 2021, en Estados Unidos nacieron 11,06 bebés por cada 1.000 habitantes, año en el que en India se produjeron 16,42 nacimientos. En China, en ese mismo año, la tasa de natalidad fue de 7,52 niños por cada 1.000 habitantes.
Las muertes también superaron en número a los nacimientos por primera vez el año pasado. El país registró su tasa de mortalidad más alta desde 1976: 7,37 muertes por cada 1.000 habitantes, frente a las 7,18 del año anterior.
A ello se sumaron las estrictas políticas chinas de cero Covid, en vigor desde hace tres años, que han perjudicado aún más las perspectivas demográficas del país.
Desde 2021, los gobiernos locales han puesto en marcha medidas para animar a la gente a tener más hijos, como deducciones fiscales, permisos de maternidad más largos y ayudas a la vivienda.
El presidente Xi Jinping también dijo en octubre que el Gobierno promulgaría nuevas políticas de apoyo. Las medidas adoptadas hasta ahora, sin embargo, han hecho poco por detener la tendencia a largo plazo.
Consecuencia natural del desarrollo socioeconómico
La baja tasa de natalidad también es una consecuencia natural del desarrollo socioeconómico que ha experimentado China en las últimas décadas.
A medida que los países se vuelven más desarrollados, las tasas de natalidad tienden a disminuir, debido a que las parejas y, especialmente, las mujeres, tienen otras prioridades como formarse más o desarrollar sus carreras.
Esto es algo que ha sucedido también con los países vecinos de China, como Japón o Corea del Sur, cuyas tasas de natalidad también han alcanzado mínimos históricos a pesar de los distintos incentivos que han puesto en marcha sus gobierno para que las parejas tengan más hijos.
En 2021, el Índice de desarrollo humano de China se encontraba en el 0,768 (1 sería el máximo), y el país ocupaba el puesto 79 de 191, mejorando tres con respecto al año anterior.
Pero las autoridades están preocupadas de que esta tendencia a la baja reduzca, a largo plazo, la mano de obra en el país, además de aumentar el costo de la atención médica, por el envejecimiento de la población, y otros desembolsos de la seguridad social.
En conclusión
La caída en la cifra de ciudadanos, aunque de un mínimo 0,06%, supone un giro histórico que se espera marque el inicio de un largo período de declive de su población, con profundas implicaciones para su economía y para el resto del mundo.
China finalizó el año 2022 con 1.411,75 millones de habitantes, frente a los 1.412,6 millones que había en el país a finales del año anterior. La caída, la primera desde 1961, el último año de la Gran Hambruna china, también refuerza las predicciones de que India se convertirá en el país más poblado del mundo.
Para los expertos, sin embargo, un simple aumento de las tasas de natalidad no será suficiente para resolver los problemas que arrastran la desaceleración del crecimiento de China.
"Impulsar la fertilidad no mejorará la productividad ni aumentará el consumo interno a medio plazo", aseguró Stuart Gietel-Basten, profesor de políticas públicas en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong. "Cómo responda China a estos problemas estructurales va a ser crucial", finalizó.