Hay un crecimiento del empleo, y la economía estadounidense crece como no lo hacía desde los años 40, sin embargo esa robustez no pareciera ser todo lo sólida que parece. Hay algo que no está bien.
Mario Beroes/El Político
La inflación persiste con números altos y el alza de precios está agobiando los presupuestos familiares y causando problemas al sector más necesitado de la sociedad.
Y lo que es peor, los intentos de la Reserva Federal (Fed) de combatir la inflación mediante el aumento de tasas de interés están amenazando con causar una recesión.
Han transcurrido casi tres años de la pandemia, y todavía la economía estadounidense está en un lugar confuso. A esa recesión siguió rápidamente un repunte tan pronunciado que trastrocó las cadenas de suministros, causó escasez de bienes y personal y alimentó las presiones inflacionarias.
Como resultado, impera una inusual mezcla de agobiante inflación con un robusto mercado laboral.
Cuidado con el gasto
El gasto de los consumidores representa más de dos tercios de la economía, por lo que es importante evaluar cómo se comportarán las personas en el futuro cercano.
Los bancos, los fabricantes y los minoristas también están ansiosos por ver cambios en el índice, lo que puede informarles si deben asumir financiamiento adicional, repensar los gastos generales o adelantar/retrasar la inversión comercial.
Por su parte, los funcionarios gubernamentales y los líderes de la Fed, quienes también vigilan números y cifras públicas y privadas, tienen en cuenta la posibilidad de una acción fiscal o monetaria adicional para equilibrar la economía.
Las ligeras fluctuaciones de un mes a otro son normales, pero los cambios en el índice de más del 5%, o una tendencia continua en una dirección, pueden indicar un camino probable de hacia dónde se dirige la economía.
El indicador ha disminuido constantemente desde que obtuvo una puntuación superior a 115 en diciembre pasado, salvo dos lecturas en agosto y septiembre que generaron esperanzas de una tendencia alcista.