La invasión rusa a Ucrania no salió como Putin y sus oficiales esperaban. Lo que para ellos era una incursión de pocas semanas se ha convertido en un desastre bélico que va para un año, con el agravante de la llegada del invierno en la región.
El Político
Por su parte, Leonid Bershidsky, analista de la agencia Bloomberg, afirma que "una derrota estratégica de Rusia" es una "teoría ilusoria."
"El defecto de la lógica de la ‘derrota estratégica’ es que, aunque la capacidad nuclear de Rusia se ve como el comodín en la mano de Putin, no hay medios prácticos para que Occidente haga a Rusia pequeña y flexible."
Según el analista, para lograr los máximos objetivos, Occidente tendría que ignorar la influencia nuclear de Putin e inmiscurise en el conflicto, más allá del envío de ayuda de cualquier tipo.
"A menos que Rusia sea subyugada de forma similar, no podrá ser "desnazificada" del modo en que Alemania y Japón se deshicieron de su imperialismo gracias a décadas de ocupación, desmilitarización forzada y estructuras políticas impuestas desde el exterior".
En manos de Ucrania
Dado que Occidente no se enfrentará a Rusia en una guerra, "cualquier perspectiva de un nuevo orden mundial en el que Rusia se convierta en un estado manso, contrito y postimperial descansa ahora sobre los hombros de los ucranianos."
Pero según dicho análisis, ganen o no, Ucrania no está interesada "en conquistar y desnazificar’ a Rusia".
Ucrania, o mejor dicho, el gobierno de esa nación, solo quiere recuperar su propio país, y reconstruirlo.
Alexander Motyl, quien es el autor de este artículo, publicado en The Hill.com, difiere de Bershidsky, ya que en su opinión, el analista de Bloombergs, ignora los acontecimientos internos de Rusia y se centra únicamente en lo que Occidente, y Ucrania, podrían hacer frente a Rusia.
"Este descuido es típico de los académicos y analistas de la escuela "neorrealista"; John Mearsheimer, de la Universidad de Chicago, es quizá el ejemplo más destacado".
"Naturalmente, si se considera que Rusia es fuerte y estable y prácticamente impermeable a la influencia exterior, se deduce fácilmente que podrá resistir los intentos occidentales de derrotarla estratégicamente".
No cabe duda, para Motyl, que ha sido vergonzoso el rendimiento de las fuerzas armadas rusas, a pesar de las expectativas generales de Occidente de que el segundo ejército más poderoso del mundo arrollaría Ucrania en pocos días.
-Al fin y al cabo, el triste estado del ejército no era producto de la influencia occidental, sino de la corrupción y la ineficacia internas de Rusia.
Rusia es débil
La realidad es que Rusia -como Estado y como régimen- es profundamente débil. La economía, una de las menos impresionantes del mundo, va en picado. El tan cacareado ejército ha demostrado ser un tigre de papel.
La sociedad está cada vez más descontenta con el empeoramiento de las condiciones de vida, el creciente número de bolsas de cadáveres y la indiferencia del régimen ante el hecho de que, al parecer, han muerto al menos 65.000 soldados rusos y otros tantos están fuera de servicio.
Hasta un millón de hombres han huido de la movilización y de una muerte segura en Ucrania. Los generales y las policías secretas se enfrentan entre sí, con la esperanza de desviar la culpa de la desastrosa guerra de ellos mismos.
Las élites políticas y económicas también están descontentas con el estado actual de las cosas y hablar de alternativas al liderazgo de Putin se ha convertido en algo habitual.
Putin, el eje del Estado y del régimen, es manifiestamente débil y su legitimidad sufre una hemorragia. Los rusos han recurrido a la violencia y a la resistencia armada, bombardeando juntas de reclutamiento, destruyendo vías férreas, descarrilando trenes y destrozando carteles, banderas y símbolos rusos.
Ninguno de estos factores indica la existencia de un régimen o estado ruso sano, próspero y fuerte.
Putin está destruyendo la Rusia que creó. Una Rusia diferente, una Rusia mejor, sólo es posible si Putin se va y su Rusia se derrumba. A Occidente no le queda más remedio que sentarse, leer los análisis de Bershidsky y ver cómo el fascismo de Putin arde en llamas.