Son muchos los que se preguntan el porqué de la actitud asumida por el Estado de Israel en el conflicto que sostiene la Federación Rusa con Ucrania, más cuando el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, es judío.
Mario A. Beroes R./El Político
Es conocida la relación "de amistad" que el actual primer ministro israelí, Naftalie Bennett mantiene con el dictador ruso, Vladímir Putin, lo que ha hecho que la nación hebrea transite por "una delgada línea de equilibrio" en cuanto a su posición sobre la invasión rusa a Ucrania.
Bennett y su equipo gubernamental saben que su posición ante el conflicto es compleja. Tel-Aviv tiene mucho que considerar sobre su propia seguridad antes de tomar una posición tajante, aseveró un asesor de seguridad hebreo.
Intereses sobre religión
Naftalí Bennett sopesa minuciosamente los intereses de todas las potencias involucradas en la guerra y los compara conlos de su propio país.
Además, está la tarea de mantener intacta la relación histórica con su aliado más importante, Estados Unidos. Pero también debe mantener una relación de cercanía y cooperación con Rusia.
En su frontera nororiental, en Siria, Israel lleva varios años manejando un delicado balance con Rusia. Moscú tiene una inmensa influencia en el gobierno del presidente sirio Bashar Al-Asad, algo que Bennet sabe, aunque le atormenta.
El otro punto clave es considerar las cercanas relaciones que mantiene con Ucrania. Según cifras de 2016 del Instituto de Investigación para Políticas Judías (JPR), allí viven unos 200.000 ucranianos que podrían aplicar a la nacionalidad israelí.
La suma de estos factores hace que las declaraciones públicas de funcionarios israelíes frente a la invasión rusa sean tildada de «tímidas».
«En Israel no hablan de Rusia, sino del ‘vecino del norte’ y, por supuesto, el norte no es pacífico. Israel ha operado fuertemente en Siria en los últimos años en contra de Irán y de milicias apoyadas por Irán, incluyendo a Hezbolá"«, dijo el director del centro para políticas del Medio Oriente del Brookings Institution, Natan Sachs.
Rusia e Israel no tienen una cooperación militar directa. Pero Rusia permite a Israel ejecutar operaciones militares específicas dentro de Siria. Esas acciones son para contrarrestar la amenaza de Hezbolá.
Alterar este balance a raíz de un conflicto lejos de casa podría dejar a Israel en una situación «sin precedentes», según explica Sachs.
«En términos de las operaciones en Siria, como un rompimiento entre Rusia e Israel, se podría complicar dramáticamente la capacidad de Israel de ejercer operaciones allí, lo cual traduciría en mayores dificultades a la hora de limitar la campaña de Irán y Hezbolá para establecerse cerca de la frontera de Israel con los Altos del Golán».