«Con los crímenes que Raúl Castro y sus cómplices han cometido y cometen contra el pueblo cubano, el venezolano y otros pueblos del continente, toda sanción contra ellos es poco mientras no sean sentados en el banquillo de los acusados. #UNPACU @CUBADECIDE @POTUS @MarcoRubioCuba». Este tuit de José Daniel Ferrer es apenas una muestra de su pensamiento y su proceder. De sus ideas y acciones.
El Político
Pero ya Ferrer no puede hablar. No puede hacer el trabajo que ha venido haciendo todos los días en la ciudad de Santiago de Cuba para ayudar a sus compatriotas a resistir las penurias del terrible régimen cubano. A José Daniel lo silenciaron una vez más.
Con 49 años de edad, Ferrer se ha convertido en el hombre más peligroso de Cuba. Es joven, tiene ímpetu y lo que es más grave, propósito: está dispuesto a ofrendar su vida si eso contribuye a acabar con la dictadura cubana.
Es tan temido que un grupo de fuerzas policiales y de seguridad del Estado, que depende directamente de la dictadura, se trasladó a Santiago de Cuba para tomar por asalto su casa a las 7:00 am. De allí lo sacaron a rastras. Su mujer y sus hijos presenciaron todo.
Se llevaron a José Daniel Ferrer García, Fernando González Vaillant, José Pupo Chaveco, Ibeisi Chacón García, Sandy Ramírez, José Daniel Ferrer Cantillo (hijo de Ferrer García, menor, de 16 años de edad) y Evert Luis Hidalgo Ladrón de Guevara.
A los dos últimos los liberaron después de cinco horas. Los demás fueron simplemente desaparecidos. Nadie sabía a dónde se los habían llevado.
José Daniel Ferrer García nació el 29 de julio de 1970 en la provincia de Santiago de Cuba, la misma en la que nació Fidel Castro Ruz.
En el campo pasó su infancia, junto con sus hermanos y su madre. Su hermana, Ana Belkis, cuenta que siempre sintió curiosidad por el «mundo libre», y usaba un radio de bandas que tenía su madre para sintonizar emisoras internacionales y escuchar las noticias. «Luego informaba a los amigos, vecinos y conocidos de manera pública, lo que molestaba mucho a los órganos represivos de la dictadura».
Así que desde muy joven llamó la atención del régimen, y desde pequeño tuvo conciencia de que había algo más que aquella vida sin aspiraciones ni sueños del comunismo.
La escuela represiva de Cuba, la misma que desde hace ya 20 años se ha replicado perfectamente en Venezuela, le ha hecho pagar caro a Ferrer por sus atrevimientos desde su juventud hasta ahora.
Ana Belkis no puede recordar cuándo fue la primera vez que su hijo sintió los rigores de la tortura por andar predicando sobre los males del comunismo. Y el problema no es que valientemente lo hiciera, sino que la gente lo escuchaba.
«Son tantas las detenciones, golpizas, amenazas, asaltos y saqueos a nuestras viviendas que realmente no recuerdo la primera. Recuerdo las más violentas. Los sicarios castristas llegaban a nuestro hogar, rompían puertas, entraban, los golpeaban brutalmente, proferían amenazas, insultos, los esposaban tanto a José Daniel como a nuestro hermano menor, Luis Enrique, y a empujones y golpes se los llevaban. Una de esas tantas ocasiones que actuaban en la noche o en la madrugada, salí detrás de ellos. José Daniel había sido fuertemente golpeado, iba sangrando, le habían partido la boca. Uno de los sicarios de la dictadura me lanzó para atrás a empujones, me apretó y agarró entre las piernas de forma lasciva», cuenta la hermana de Ferrer.
Más firmas que nadie
Si bien es cierto que el nombre de Oswaldo Payá es sinónimo de la lucha por la liberación de Cuba, con el fallecimiento del líder disidente, José Daniel Ferrer lleva la batuta.
Pero su compromiso con la causa de poner fin a la dictadura de Cuba se ha evidenciado con hechos. Comenta Javier Larrondo, presidente de Prisoners Defenders y cofundador de la Unión Patriótica de Cuba, que «José Daniel sabe leer al pueblo. Sabe y conoce su padecer, les habla en su lenguaje, se preocupa por ellos y les soluciona sus problemas cotidianos, comida, artículos de limpieza, transporte. Si añadimos que es un líder nato, tenemos a un líder social y querido por el pueblo, lo cual es lo que más teme el régimen de Cuba«.
Cuando Payá comenzó a recoger firmas para soportar las peticiones de cambio del Proyecto Varela, supo apoyarse en Ferrer por sus condiciones de líder, pero también porque reconoció en él su ascendencia sobre la gente que, como él, sufre las penurias de los años de comunismo.
Ferrer trabajó incansablemente en recolectar firmas, en convencer a la gente de que era la vía más expedita para un cambio. De las 11.000 rúbricas que se juntaron, José Daniel recogió 5.000. Él solo.
Unpacu y la comunidad
«José Daniel quiere liberar a Cuba más que otra cosa. Conseguir la democracia. Él siempre me decía que Unpacu únicamente se creó para tumbar el muro de la falta de libertad», afirma Larrondo, que trabajó con él en la fundación de la Unión Patriótica de Cuba, la organización disidente con más afiliados y más extendida por toda la isla.
La unión quedó establecida en agosto de 2011, el mismo año de su liberación, y desde allí ha hecho Ferrer todo su trabajo por la comunidad de Santiago de Cuba y de muchas otras provincias. Constantemente pide por la liberación de los presos políticos y apoya a sus familiares.
José Daniel le da gran importancia al trabajo social que hace por su comunidad, para él significa tanto como salvar vidas. Ayudar a aliviar la tristeza, angustia y dolor de muchas personas, las cuales viven en la miseria extrema. Sin alimentos, sin un vaso de leche para tomar. No hay medicamentos, ni una tableta de taylenol o ibuprofen para aliviar un dolor de muelas o de cabeza. Sin detergente para fregar o jabón para bañarse y lavar sus ropas, incluso sin ropa ni zapatos que ponerse. Además, ayuda a personas de otros pueblos, campos y ciudades», afirma su hermana.
Aunque el régimen ha tratado de justificar su detención en octubre y ha alterado y fabricado pruebas para acusarlo de delincuente, todas han sido desmontadas, especialmente por la organización Prisioners Defenders y la propia Unpacu.
Fuente: Radio Televisión Martí