El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, y el presidente panameño Juan Carlos Varela se reunieron este jueves para discutir sobre la situación en Venezuela y Nicaragua, y los esfuerzos regionales necesarios para enfrentar la "crisis humanitaria" que padecen los migrantes de dichos países.
Varela compartió con Pompeo la importancia de que el sector privado y la sociedad civil en la región se involucren más en la lucha contra el crimen organizado y en la búsqueda de alternativas a los problemas sociales que causan las migraciones masivas, afirmó la Secretaría de Comunicación panameña en un boletín de prensa.
El Ejecutivo recibió a Pompeo en la casa presidencial, donde se reunieron durante menos de una hora. La entrevista "confirmó la sólida relación y exitosa alianza estratégica que mantienen Panamá y los Estados Unidos, a nivel bilateral, regional y global", agregó el comunicado.
Pompeo se refirió a la creciente influencia china en la región en una entrevista en un canal de televisión panameño, y dijo que Estados Unidos quiere tener la certeza de que las inversiones extranjeras en la región, entre ellas las de China, se hagan de acuerdo con las leyes internacionales, según reseñó Efe.
"Hemos visto instancias en que ha sido así, pero en algunas ocasiones China no se ha comportado acorde. Le deseamos muchas cosas positivas al país (Panamá) y queremos asegurarnos que todos tengan los ojos muy abiertos con respecto a las relaciones de China en este país y la región", expresó el secretario estadounidense en una entrevista realizada por el canal 2 de televisión.
Ruptura de relaciones diplomáticas
Panamá rompió con Taiwán e inició relaciones diplomáticas con Pekín en junio del 2017, luego de haber mantenido solo lazos comerciales con los chinos.
En septiembre, Washington convocó a sus embajadores de El Salvador y la República Dominicana, así como a su encargada de negocios en Panamá, para consultarles sobre las decisiones de estos países de retirar el reconocimiento a Taiwán y entablar relaciones diplomáticas con el gigante asiático. Dominicana y El Salvador siguieron la misma ruta que Panamá, aunque más recientemente.
Producto de la nueva era de relaciones, Panamá y China comenzaron a negociar un acuerdo de libre comercio, y los expertos prevén una mayor presencia de inversionistas del gigante asiático en la nación centroamericana. Estados Unidos, por su lado, sigue siendo el principal socio comercial de Panamá y el usuario número uno de su canal interoceánico.
Migración hacia Estados Unidos
La visita de un día entre ambos representantes se llevó a cabo mientras una caravana de varios miles de migrantes centroamericanos se dirigían por tierra con rumbo al norte, al tiempo que el mandatario estadounidense, Donald Trump, amenazaba con cerrar la frontera con México.
Sanciones y posturas políticas
Estados Unidos y Panamá han pedido en reiteradas ocasiones el diálogo y el regreso a la democracia para solucionar la grave crisis social y migratoria en Venezuela.
El gobierno de Trump ha castigado con sanciones financieras al presidente de la República, Nicolás Maduro, y colaboradores cercanos, en tanto que Panamá incluyó al líder socialista y a funcionarios de su gobierno en una lista de alto riesgo por lavado de dinero en marzo.
Panamá también exigió visas a los venezolanos poco después de una visita del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, en agosto del año 2017.
Asimismo, el gobierno de Varela ha pedido el diálogo en Nicaragua, donde este año ha habido violentas protestas para exigir la renuncia del líder de ese país, Daniel Ortega.
Estados Unidos, principal socio comercial de Panamá y el mayor cliente del canal interoceánico, ha sido el colaborador histórico de la nación centroamericana en la lucha contra el crimen organizado.
El incremento de la actividad del narcotráfico y de los flujos migratorios irregulares por la selvática frontera colombo-panameña es una preocupación constante para ambos países.
Con una actividad financiera de las más grandes de la región, Panamá también ha tenido que tomar más precauciones para detectar el movimiento de dinero sucio que pueda ser utilizado para actos de terrorismo.