Tanto en Polonia como en Rumania están modernizando su armamento militar con artefactos proveniente de los Estados Unidos.
El Político
En primer lugar está Varsovia, que el pasado lunes recibió lo que fue un primer lote de lanzacohetes de artillería Lockheed Martin M142 HIMARS.
Dicho lote, fue encargado por el Ministerio de Defensa Nacional con una ceremonia en el aeropuerto internacional Okęcie de la capital.
Lo que ha recibido en total
En total, el Ejército polaco ha recibido cinco lanzadores desde Estados Unidos que han aterrizado en un avión Antonov An-124.
El resto del pedido se transferirá a finales de este año e incluye 20 lanzadores, tras lo cual comenzará la construcción de un sistema de capacitación y entrenamiento.
Para ello se creará una academia HIMARS que permitirá entrenar artilleros de otros países de la OTAN, según informó el Ministerio de Defensa.
El objetivo es que este avanzado sistema defensivo, que ya ha sido transferido a Ucrania en su guerra contra Rusia, se pueda fabricar en Polonia, principalmente para uso del ejército polaco, pero también para el uso de otros países de la Alianza Atlántica.
F-35A, a la espera
El ministro de Defensa afirmó que Polonia está negociando otro acuerdo sobre HIMARS después de que el Congreso de Estados Unidos aprobara la venta de casi 500 lanzadores a Polonia. "Queremos asegurar que bajo este nuevo contrato, actualmente en negociación, la coproducción de Himar, tanto lanzadores como cohetes, también tendrá lugar en Polonia".
Hace pocos meses Varsovia firmó un contrato con el consorcio surcoreano que fabrica los lanzacohetes K239 Chunmoo para concretar la compra de 218 unidades por valor de 3.300 millones de euros.
Blaszczak también habló del programa de adquisición de 32 cazas de quinta generación F-35A y afirmó que ya hay pilotos polacos recibiendo entrenamiento en Estados Unidos y que en este año volará el primer escuadrón equipado con estas aeronaves.
Y en Rumania
El ejército de Rumanía, un país miembro de la OTAN desde 2004, retiró este lunes de su flota, tras 60 años de servicios, los últimos aviones MiG-21 LanceR de producción soviética.
Fuente: La Razón