La Justicia de Estados Unidos se pronunció este miércoles en la causa del poderoso narco venezolano Carlos Orense y lo condenó por el tráfico de decenas de miles de kilogramos de drogas al país, aseguró Reuters.
El Político
El juicio duró tres semanas y tuvo lugar en Manhattan donde, luego de evaluar el caso, un juez federal definió que Orense -también conocido como Tornapool y El Gordo- es culpable de los tres cargos de tráfico de drogas y posesión criminal de armas. También se comprobaron sus vínculos con líderes políticos y militares de alto rango en Caracas, a quienes dio sobornos a cambio de asistencia en las maniobras ilícitas de su negocio.
“Se asoció con funcionarios gubernamentales y militares corruptos de alto rango en Venezuela y empleó un arsenal de armas de alto poder para proteger su organización de distribución de cocaína”, señaló en su resolución el principal fiscal federal del Estado, Damian Williams.
El venezolano, sin embargo, sostuvo que es inocente de todos los cargos que se presentaron en su contra y su abogado lo presentó como un empresario legítimo de los sectores agrícola y petrolero de Venezuela. Sin embargo, ganaderos de Apure, donde vivía, señalaron que “le gustaban las fiestas con cantantes de música llanera y mexicana, de los cuales trajo a uno muy reconocido. Tornapool era un hombre muy poderoso económicamente y se relacionaba con personas del Gobierno, muchos militares y políticos lo rodeaban”.
Según pudo reconstruir la fiscal Kaylan Lasky, Orense escondió drogas y armas en un rancho en Venezuela y pagó a funcionarios para garantizar que los aviones y barcos que movían sus productos no fueran detectados ni sometidos a inspecciones.
“El acusado los compró y pagó a todos con el dinero más sucio de la droga. Era parte de un sistema político corrupto que permitió que su negocio de drogas prosperara”, sentenció.
Testigos de la dictadura
Durante el juicio, varios testigos clave brindaron su testimonio y contribuyeron a las investigaciones oficiales. Uno de ellos dio cuenta de los vínculos entre Orense y altos funcionarios como el ex jefe de Inteligencia Militar Hugo Carvajal y el ex general Clíver Alcalá, ambos chavistas. Ellos fueron los responsables de facilitar el transporte de cocaína dentro del país centroamericano para, luego, exportarla por aire y mar sin ser detectada.
Carvajal se declaró inocente de los cargos de tráfico de drogas en Estados Unidos de los que se lo acusa mientras Alcalá se declaró culpable a principios de año de proporcionar asistencia material a los rebeldes de las FARC de Colombia.
También se sentó en el estrado Antonio Arvelaiz, un ex socio del narco, que contó que un ex director ejecutivo de la empresa refinadora estadounidense de propiedad venezolana Citgo Petroleum PDVSA había ayudado a Orense a mover dinero proveniente de estupefacientes, a mediados de la década de 2000.
“Cada testigo tiene un motivo para no decir la verdad”, comentó tras su presentación ante el Tribunal el abogado defensor Jason Foy.
La de Orense es, no obstante, una sola de las tantas acusaciones que Estados Unidos realizó contra el régimen de Nicolás Maduro por su complicidad en el tráfico de drogas. Inclusive, Washington acusó al dictador en 2020 con cargos de “narcoterrorismo” que éste consideró falsos y racistas. Reuters