La batalla por la elección del nuevo Procurador General de la Nación está para alquilar balcón. La puja podría ser un poco más tensa o igual que la reciente elección de Fiscal General, no solo porque en esta intervienen todos los poderes (cortes, Congreso y Presidente, y todos quieren ganar), sino porque también hay un pulso fuerte entre partidos de la coalición.
Además de tener una gigantesca nómina y un presupuesto que supera los $ 490.000 millones para 2016 –un gran atractivo– la Procuraduría tiene gran poder, pues su facultad disciplinaria le permite destituir a cualquier funcionario. Incluso, a los mismos congresistas.
Los conservadores, que consideran esta posición como suya ‘por derecho propio’, tienen vientos en contra para mantener esa joya.
Primero, la dura experiencia con Ordóñez (de las entrañas del conservatismo), quien se convirtió en el principal opositor del proceso de paz e incomodó a Santos.
Otro aspecto que conspira contra los ‘azules’ para retener la Procuraduría es su división. El expresidente Andrés Pastrana y la exministra Marta Lucía Ramírez, desde dentro, no hacen tregua en sus ataques contra el Gobierno y el proceso de paz.
Y otro punto crítico: aunque el Presidente ya les ha dicho a los conservadores que le envíen candidatos buenos, estos no aparecen y el tiempo apremia.
Juan Hernández, examigo de Andrés Pastrana y en quien Santos llegó a pensar para la terna, tiene nubarrones en el horizonte. También los tiene el exmagistrado Wilson Ruiz.
Pero el presidente de los conservadores, David Barguil, cree que su partido tiene cómo retener esa dignidad y espera que Santos terne a uno de los suyos.
Si bien el conservatismo no forma parte de la coalición, su bancada legislativa apoya en casi todo al Gobierno. Su voto es fundamental en el Capitolio.
Hay que subrayar que los conservadores cuentan con 18 votos en el Senado, claves para la elección del Procurador, pero también para los apoyos al Gobierno.
Liberales, al ‘baile’
Los ‘rojos’, que se quedaron sin la Fiscalía (quedó en manos de Néstor Humberto Martínez, cercano a Germán Vargas y a Cambio Radical), ven en la Procuraduría una buena oportunidad de compensación. Y ya comenzaron a trabajar. Por varias vías se lo han hecho saber a Santos.
Como ocurrió con la reciente elección de Fiscal General, aunque los candidatos pueden llegar a cientos, la disputa se va a centrar en dos personas, o a lo sumo en tres.
El concurso que se inventó la Casa de Nariño para elegir Fiscal convocó a casi 150 aspirantes, pero las posibilidades reales siempre estuvieron entre Martínez y Yesid Reyes. O casi que solo en Martínez, quien siempre tuvo el favoritismo.
Esta vez los concursos del Consejo de Estado y la Corte Suprema pueden reunir también decenas de candidatos.
El asunto es quién
Ya hay unos nombres sobre la mesa que están concitando toda la atención. En la Corte Suprema hay dos personas claves alrededor de las cuales se va a dar el pulso: Jorge Fernando Perdomo y Humberto Sierra Porto.
Perdomo, quien este lunes dejará de ser Fiscal General (e), comenzó a generar preocupación en el Gobierno, porque ve en él una extensión del exfiscal Eduardo Montealegre, quien salió golpeándole la cara al Gobierno con la puerta.
En fuentes del Gobierno creen que de ser elegido procurador, Perdomo podría terminar como su protector, el exfiscal Montealegre. O como Ordóñez.
La Corte –donde Perdomo ha hecho un intenso lobby para ser ternado– no solo examina el perfil jurídico del aspirante, sino que se cuida de nominar un candidato con posibilidad de elección en el Senado, y este no parece tener aceptación en la coalición ni en el uribismo.
El reciente fracaso de Perdomo, quien intentó quedarse un tiempo más en la Fiscalía, empantanando la elección del Fiscal General para ganar espacio en sus aspiraciones a la Procuraduría, terminó por afectarlo.
El exministro Yesid Reyes, a quien Perdomo apoyaba para la Fiscalía, con doble propósito, nunca tuvo más de 7 votos. Y hay quienes piensan que si solo pudo lograr ese respaldo cuando tenía el poder pleno de la Fiscalía, será muy difícil lograr más ahora cuando su cuartel de operaciones es su apartamento.
Quien podría sorprender en la Corte es Sierra, que viene de presidir la Corte Interamericana de Derechos Humanos luego de formar parte de la Corte Constitucional y presidir este tribunal.
Sierra, además, es recordado porque su ponencia fue la que puso fin a las aspiraciones de la segunda reelección de Álvaro Uribe.
Negado a dar cualquier declaración a la prensa, por su habitual bajo perfil, se sabe que ya tiene en su bolsillo el apoyo de sectores liberales, de ‘la U’ y de la izquierda en el Senado.
En el Consejo de Estado
El hombre fuerte del Consejo de Estado para esta competencia es el exministro Fernando Carrillo (liberal), de las filas gaviristas.
Carrillo fue ministro de Justicia de César Gaviria, ministro del Interior en el gobierno Santos y acaba de dejar la embajada en España.
El Consejo de Estado y la Corte Suprema, que en el fondo compiten por poner a uno de su confianza en esta institución, presentarán sus candidatos la tercera semana de agosto. En eso hay una especie de acuerdo.
El presidente Santos, al parecer, va a esperar a que las cortes pongan sus cartas sobre la mesa para él hacer su jugada. El Senado podría estar haciendo la elección del nuevo procurador a mediados de octubre, para asumir en enero del próximo año, cuando se acabará el reinado de Ordóñez, quien saldrá, muy seguramente, listo para convertirse en candidato presidencial.
Con información de El Tiempo