La trama podría servir para un guión de intrigas policiales si no fuera un fresco perfecto del terror subterráneo cubano, y comienza con una joven que escucha un comentario al azar de su padre, en casa.
El Político
“Se trata de la hija de un oficial de la Seguridad del Estado en Las Tunas”, dice a CiberCuba Eliécer Ávila Cicilia, ingeniero y activista fundador del grupo opositor Somos+. “Esa muchacha escuchó a su padre decir que yo no podía imaginar la sorpresa que me esperaba en Cuba la próxima vez que yo fuera”.
El comentario viajó de boca en boca hasta llegar a El Yarey, un poblado rural donde vive todavía hoy vive la familia de Eliécer Ávila en el oriente del país.
“Esa fue la primera vez que supe que algo tramaban”, confiesa el activista.
Según el comentario incidental, las autoridades cubanas no iban a impedir que Eliécer entrara a Cuba. Al contrario, lo recibirían con los brazos abiertos. El problema iba a ser para salir. Su caso estaba listo, solo esperando por él.
“Dos semanas más tarde, el miembro de Somos+ y residente en Estados Unidos, Guillermo Estrada, viajó de emergencia al occidente para asistir al juicio de su hermano, acusado de homicidio no intencional. Ahí vino el segundo aviso”, prosigue Eliécer.
Según el testimonio de Estrada, la Seguridad del Estado lo citó, interrogó y presionó durante horas. Le ofrecieron un pacto: si él cooperaba con ellos enviando desde Estados Unidos información sobre Eliécer Ávila, su hermano podría “salir mucho mejor” en el juicio que enfrentaba. Para eso, Estrada debía acercarse mucho al dirigente de Somos+ y facilitar datos precisos.
“Ahí supe que todo iba en serio. Sobre todo, porque esto ya no era en Las Tunas, desde donde recibí la primera alerta. Guillermo los engañó, aceptó el pacto y logró sacarles un poco más de información: tenían un caso de evasión fiscal preparado en mi contra, apenas yo pisara suelo cubano iban a pasar años para que volviera a reunirme con mi esposa y mi hija en Miami”, relata Eliécer.
Fuente: CiberCuba