El descontento de los limeños con su clase política ha sido superado este año por figuras del espectáculo como la modelo argentina Julieta Rodríguez, que ha sido reproducida en piñatas para ser quemadas en Nochevieja, según constató en los mercados de Lima.
La piñata de la argentina se ha hecho del primer lugar en ventas, según contó una vendedora del mercado central de Lima, quien detalló que se venden alrededor de 40 o 50 muñecos diarios con su rostro debido a que "ha insultado a los peruanos" con frases racistas como "indios marginales" o "cholos horrorosos".
Hace unas semanas, la modelo argentina fue duramente criticada después de que se filtró en las redes sociales un audio donde ella se refiere a los peruanos como "indios marginales" o "cholos horrorosos", tras lo cual pidió perdón por el "grave error" y dijo sentirse avergonzada.
Otro comerciante del mismo mercado dijo a Efe que este año "todos la quieren quemar" y que por ese motivo es "la que más se vende", en referencia a la bailarina que llegó al Perú para formar parte de un programa televisivo de formato reality.
El segundo lugar en ventas lo ocupa también otro personaje del espectáculo, el cantante de cumbia Ronny García, "por pegalón".
García es un conocido cantante de cumbia que ha sido sentenciado por violencia doméstica contra la bailarina y su expareja Lady Guillén y sobre el que hoy pesa una orden de captura.
Siguen en la lista de las piñatas algunos políticos como la exprimera dama Nadine Heredia, la lideresa opositora Keiko Fujimori y el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, pero según los comerciantes estos "no han salido mucho".
De los políticos "la única que ha salido es Nadine", dijo la vendedora, seguida de otras figuras de la farándula como la pareja conformada por la cantante Yahaira Plasencia y el futbolista Jefferson Farfán, recordados este año por hacerse pública una presunta infidelidad de la mujer.
Los muñecos cuestan entre 10 y 25 soles (entre 3 y 7 dólares) y están elaborados en base a cartón, portan la imagen del rostro de las figuras a las que representan, y se pueden rellenar con juguetes, confeti, o artículos de broma.
La noche del 31 de diciembre, después de las doce, muchas familias peruanas se suman a la tradicional "quema de muñecos", que consiste en incinerar piñatas que representan a personajes de la política o del espectáculo, y que han cometido actos reprochables.
Sin embargo, en muchos municipios de la ciudad se prohíbe esta actividad, a la que incluso se sanciona con multas que van desde los 1.000 hasta los 5.700 soles (de 300 a 1.670 dólares).
Los muñecos o piñatas son comprados en espacios como el Mercado Central, donde las figuras que han causado mayor repudio a la opinión pública pasan a ser parte de ese escaparate destinado al desahogo colectivo.
Además de estos muñecos, las familias se surten de silbatos, confeti y otros objetos decorativos para dar la bienvenida al nuevo año, donde el color amarillo es el predominante para atraer la buena suerte.
Con información de EFE