Las posibles implicaciones que pueden acarrear las últimas sanciones que aplicó Estados Unidos contra el gobierno venezolano mantienen en alerta a las principales transnacionales de la industria petrolera.
El Político
La administración del presidente Donald Trump congeló la semana pasada todos los activos del gobierno venezolano en Estados Unidos y aumentó la presión contra las empresas que tienen proyectos en el país petrolero, amenazando con congelar activos de personas o empresas que hayan decidido “asistir materialmente” al gobierno venezolano.
Eso se sumó a anteriores sanciones de la Casa Blanca, que buscan presionar la salida del presidente Nicolás Maduro, que llegó a un segundo mandato en una reelección considerada por gran parte del Hemisferio Occidental como ilegítima.
El nuevo decreto no sancionó explícitamente a compañías que no son estadounidenses, incluidos a socios minoritarios en empresas mixtas con PDVSA como la francesa Total, la noruega Equinor o la española Repsol. Tampoco castigó a compradores de crudo venezolano rusos y chinos.
El lenguaje de las nuevas sanciones es similar a las emitidas en enero, pero el asesor de seguridad nacional de Washington, John Bolton, dijo que las últimas medidas harán que las compañías tengan que decidir si hacer negocios con Venezuela o con Estados Unidos.
Vienen castigos
“Si realmente quieren hacer lo que Bolton dice, que es conseguir que estas empresas dejen de hacer negocios con Venezuela, tendrán que demostrar que lo dicen en serio y entonces ir a castigar a alguien”, dijo Francisco Rodríguez, un economista venezolano de la firma Torino Economics en Nueva York y exasesor del excandidato presidencial opositor Henri Falcón.
En trabajo de investigación realizado por Reuters, señala que Repsol y Total no respondieron a solicitudes de información y Equinor declinó comentar sobre este asunto.
Las posibles medidas a compañías que hacen negocios con PDVSA, que son conocidas como sanciones secundarias, podrían afectar las operaciones de la industria petrolera venezolana, según dijeron analistas. Más de la mitad de la producción actual de crudo proviene de empresas conjuntas entre la estatal y socios extranjeros.
Las sanciones en enero impidieron a firmas estadounidenses importar petróleo venezolano y realizar transacciones en dólares con PDVSA, lo que aceleró el declive del bombeo de crudo en la nación OPEP. El país exportó unos 993.000 de barriles de petróleo por día (bpd) en julio, bajo el promedio de casi 1,5 millones de bpd que despachó en los tres meses anteriores.
Operaciones en euros
Si bien las transacciones en dólares vinculadas a PDVSA o sus empresas conjuntas siguen prohibidas, la Unión Europea no ha restringido operaciones en euros. Pero muchos bancos globales no están autorizando cuentas en euros a firmas asociadas con la petrolera o transacciones que puedan ser rastreadas. Algunos incluso han congelado dinero de la empresa en el extranjero.
“Hay pánico entre las petroleras por cómo va el gobierno de Estados Unidos a interpretar la nueva orden ejecutiva, ya que puede llevar a sanciones secundarias, no aún al nivel de Irán, pero cerca”, dijo una tercera fuente.“Es obvio que cada documento punitivo que emite el gobierno estadounidense va generando un efecto corrosivo”, agregó.