Con tres hijos y otro en camino, Wilmer Rojas, un mulato de 25 años, incursiona en el arte callejero con bolívares de baja denominación que nadie quiere, pues la moneda se devaluó 86,6% frente al euro desde agosto. AFP
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— El Político (@elpoliticonews) February 9, 2018
“La gente los bota porque no sirven para comprar nada, ya nadie los acepta”, dice a la AFP en las afueras de una estación del metro de Caracas donde vende cigarrillos y café, y pasa el día tejiendo billetes.
Con los de 2, 5, 10 y 20 bolívares “no compras ni un caramelo”, comenta sobre las 400 piezas que usó para completar una cartera pequeña.
Dinero de “juguete”
Los billetes son doblados como en origami y entrelazados con hilo y aguja. Wilmer aprendió la técnica de otro artesano.
Necesita un ingreso extra, pues la venta de cigarros y café decayó por la escasez de efectivo. “A veces los clientes pasan saludándome y me dicen ‘no tengo real (dinero)”.
Que la moneda venezolana sea usada como “juguete” y no como medio de pago es la mejor expresión de la pérdida de su valor, afirma la economista Tamara Herrera.
“Venezuela devaluada”
Con 1.000 billetes de 2 bolívares que nadie le aceptaba, José León, diseñador de 26 años, inició en 2016 una “protesta” en Instagram que acompañó con billetes pintados y la etiqueta #venezueladevaluada.
Sus clientes están en el exterior y le pagan hasta 20 dólares por una pieza. “Con un poco de corrector y marcadores puedo revalorizar mi moneda en casi 5.000%”, cuenta a la AFP en su taller en San Cristóbal (frontera oeste con Colombia).
Mientras José encontró un próspero negocio con su “money art”, Wilmer, que aún no se decide a vender sus accesorios, confecciona un disfraz de carnaval para su hija. “Estos fajos no sirven para comprar nada, al menos les doy un uso para no botarlos”.