El papa Francisco lamentó este jueves la "petrificación del corazón" que acostumbra y deja indiferente a la humanidad ante los ataques terroristas, la guerra o los inmigrantes que se ahogan en el Mediterráneo.
Francisco escribió una carta de felicitación con motivo del 150 aniversario del diario italiano "La Stampa" y en la que pide a este periódico de Turín que cuente lo que sucede en el mundo con todas sus complejidades, "pero sin olvidar el océano de bienes que nos hacen mirar al futuro con esperanza".
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En su misiva, Francisco explica que este inicio de 2017 está plagado de "conflictos, violencia, odio, terrorismo y ataques armados imprevisibles" y que se vive "una guerra que provoca cada día numerosas víctimas inocentes, que roba cada día la vida a muchos niños y que contribuye a mover grandes masas que huyen de las bombas y de la destrucción".
Denuncia que ante ello exista "la petrificación del corazón, que nos hace acostumbrarnos a los coches bomba y a su brutal carga de muerte, a los inmigrantes que se ahogan en el Mediterráneo en barcazas transformadas en ataúdes, a los sintecho que mueren de frío en nuestras calles sin que esto sea noticia".
"De esta manera nos degradamos poco a poco. Nadie nos pertenece y nosotros no pertenecemos a nadie. Sin embargo, la vida nos ha sido donada y se nos ha invitado a compartirla interesándonos a los demás", agrega Francisco.
Jorge Bergoglio deplora "la incapacidad de perseguir soluciones negociadas y no violentas" y culpa de ello a "los intereses económicos a menudo inconfesables, al tráfico de armas, a veces incrementado por quien proclama la paz y al control de las fuentes de energía".
Advierte "que no podemos cerrar los ojos ante el precipicio hacia el que estamos corriendo al destrozar el medioambiente y depredar nuestra tierra, explotándola sin pensar mínimamente a las generaciones futuras".
A pesar de todo ello, el papa dice que "no nos podemos dejar robar la esperanza" porque existe "un océano de bien que actúa en el mundo".
Cita entonces a quienes prestan atención a las víctimas en los bombardeos en Siria; a quien acoge a los inmigrantes sin ceder a la tentación de los cierres; a quien no ve al otro como diferente, como un enemigo o a quien ayuda a los niños en los países pobres o los voluntarios en los hospitales.
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Para el papa un primer gran desafío es "derrotar a la globalización de la indiferencia" a "esa enfermedad corrosiva que petrifica los corazones y nos hace narcisistas".
Y el segundo es aceptar de manera realista que "no podemos ignorar más la pobreza, el subdesarrollo, las migraciones, la explotación y contaminación del planeta".
Ante ello, Francisco reitera en su mensaje a "La Stampa" la necesidad de buscar soluciones integrales para resolver estos problemas.
Con información de EFE