La batalla de Balaclava en la península de Crimea el 25 de octubre de 1854, también conocida como la Guerra de Crimea o la Carga de la Brigada Ligera, inspiró un poema de Lord Alfred Tennyson. Se basó en una crónica escrita por el corresponsal del Times en Londres.
Juan José Monsant / El Político
El poema logró impactar a la opinión pública ante el cúmulo de errores que condujeron a la masacre de esta unidad de caballería, llegada a Crimea precedida de logros militares alcanzados por el imperio británico en la India.
La Carga de la Brigada Ligera fue conocida así por estar integrada por 670 soldados jinetes británicos que se enfrentaron a la tropa rusa integrada por veinte batallones de infantería, artillería rusa pertrechada en una colina.
La masacre de la Brigada Ligera
La brigada británica avanzó al trote y luego al galope los cuatro kilómetros aproximados que lo separaban de la colina. Donde lo esperaba el enemigo con 20 batallones de infantería, cincuenta piezas de artillería y varios batallones de caballería.
En el ímpetu del avance británico pereció más de la mitad de los jinetes. Una cuarta parte de ellos resultaron heridos, mutilados o muertas sus cabalgaduras en temerario ataque frontal.
Al final los rusos abandonaron su posición ante la participación del ejercito francés. El cual logró inclinar la victoria a la alianza conformada con Gran Bretaña y el imperio turco. Para enfrentar las pretensiones del Zar Nicolás I, de expandir el territorio imperial hasta el puerto de Sebastopol. Y de allí controlar el Mar Negro, los Balcanes y tomar Estambul. Tal como lo había intentado su predecesor Pedro I a finales del siglo XVII.
Errores ajenos a lo militar
En aquella Inglaterra victoriana, aún los grados militares podían ser comprados por los nobles, desde el grado de Capitán hasta el de Mariscal. Eran aristócratas que no necesariamente tenían formación militar ni experiencia de combate. Pero tomaban las últimas decisiones en el campo de batalla. Algo de eso sucedió con el Lord Cardigan. Quien sin antecedentes militares fue designado comandante de la operación en Crimea
La investigación iniciada sobre las causas de tal temeridad concluyó que un conjunto de decisiones y hechos ajenos a lo estrictamente militar concluyeron en la masacre de la Brigada Ligera. Tales como órdenes mal interpretadas, enfrentamientos personales entre los altos mandos y un exceso de confianza en la superioridad.
En la gran pantalla
“Media legua, media legua. Media legua ante ellos. Por el Valle de la Muerte, cabalgaron los seiscientos” dice su primer verso.
Sobre este sentido poema de Lord Tennyson se escribieron sinfonías, canciones, cuentos, novelas y, se realizaron dos filmes.
El primero de ellos en 1936. Una producción norteamericana dirigida por Michael Curtiz, actuado por Errol Flynn, la inolvidable Olivia de Havilland y David Niven, inspirada en un cuento de Rudyard Kiplin.
El segundo filme fue una producción británica de 1968 que no tuvo mucho éxito, a pesar de las actuaciones de Vanesa Redgrave, Trevor Howard y David Hemmings.
Controlar Eurasia
El hecho es que el imperio ruso desde su aparición de la mano de quien fuere su primer zar, Iván El Terrible, en el siglo XVI, no ha cesado en su aspiración de expandirse hacia lo que se conoce como Eurasia.
Desde Iván El Terrible, luego de vencer y expulsar a los mongoles fue conformando una unidad territorial bajo se mando, aspira dominar todo lo que constituyó el imperio otomano, que incluye el Mar Negro y los Balcanes.
Y decir los Balcanes es acercarse a las puertas de Viena con el fin de controlar el río Danubio, y de allí la Europa central. Tal como lo hicieron dos veces los turcos otomanos. Primero Solimán el Magnífico en 1529 y luego Mohamed IV en 1683. En ambas ocasiones fracasaron, a pesar de su superioridad numérica, cuando las casas reales decidieron unirse ante el enemigo común.
También los comunistas
Con los comunistas en el poder desde 1917, sucedió lo mismo.
La aspiración geopolítica de Rusia, ya no era solo expandir el territorio heredado de los zares. Sino de controlar Europa y al mismo planeta, a través de una ideología única respaldada por la fuerza militar tradicional y nuclear.
Aspiración que continua vigente la actualidad, con este autócrata llamado Vladimir Putin. Quien no ha ocultado su pretensión de controlar el mundo, expandir su territorio y chantajear a la hasta ahora vacilante y acomodada Europa.
La cual finalmente parece entender la personalidad y el alcance de las pretensiones imperiales de Putin.