La situación de la educación en época de pandemia es digna de ser analizada en todo el planeta. Pero es especialmente dantesca en un país con una terrible crisis humanitaria, con deficientes servicios básicos, un sistema eléctrico colapsado, el peor internet del hemisferio y una gran migración de maestros como es el caso de Venezuela. Para los alumnos la educación virtual se ha vuelto otra tortura más.
El Político
Nadie se esperaba ni estaba preparado para una pandemia de una cepa tan peligrosa que ha acabado con la vida de más de 1.116.000 víctimas mortales, ha contagiado a más de 40,3 millones de personas en unos 190 países, ataca a todos los sectores de la población, y afecta -sin piedad- la economía mundial.
La educación no escapó de la pandemia del coronavirus de Wuhan. Por ello era urgente resolver -de la forma menos traumática para todos los involucrados- que se iba hacer para continuar impartiendo conocimientos. Principalmente en un país tan convulso y con tantas carencias como es el caso de Venezuela.
La clave es la planificación. Se supone que en una organización seria LOS IMPREVISTOS se planifican. En el caso de las empresas que se encuentran en Venezuela tienen que prevenirlos aún más.
Además, en el otrora país petrolero existe un antecedente clave. Lo ocurrido en marzo de 2019, cuando un apagón general afectó a TODOS los sectores de la población.
Cuándo ocurren ese tipo de tragedias, al solventarse o paliarse, las organizaciones -independientemente al sector al cual se dediquen- TIENE EL DEBER de realizar un análisis del entorno para establecer posibles escenarios de cómo afecta esa situación a su empresa.
Estudiantes se las ingenian para “cazar internet en la calle”
Ante la imposibilidad de tener conexión en sus casas, o por el mal funcionamiento del wi fi. muchos deben salir a la calle para conectarse a sus clases on line.
Algunos jóvenes se sienta en la calle para captar con una vieja tablet la intermitente señal de WiFi de una vecina. Sin una computadora, es su única opción para hacer las tareas que le envían por WhatsApp desde que la pandemia de coronavirus llegó a Venezuela, relató Clarin.
Sin clases presenciales desde marzo, unos 8,2 millones de estudiantes de primaria y bachillerato dependen de un precario servicio de internet y de aparatos electrónicos inalcanzables para la mayoría.
Según un estudio realizado por las varias importantes universidades venezolanas como la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Católica Andres Bello, "ocho de cada diez venezolanos, de este país de 30 millones de habitantes, viven en pobreza extrema".
"Es complicado, porque a veces no entiendo nada", dice a la AFP Jonathán Figueroa, de 14 años, alumno de un liceo público en el que la interacción con los profesores se limita a cruzar por WhatsApp mensajes de voz, lecturas y tareas.
Las clases por videoconferencia son inviables en las escuelas públicas, pues el costo de un teléfono inteligente puede representar meses e incluso años de salarios para familias ahogadas por la hiperinflación.
Cuando Nicolás Maduro declaró la cuarentena en marzo, Jonathán, quien comparte con su mamá un claustrofóbico cuarto alquilado en una barriada popular de Caracas, pensó que las clases a distancia serían como "vacaciones". Pero el paso de los meses lo hizo sentirse "abrumado", narra Clarin.
"No solo hago mal la tarea, sino que pierdo tiempo", comenta el adolescente de 14 años.
Según la web Speedtest, Venezuela ocupó en agosto el puesto 169 entre 174 países en la rapidez de sus conexiones de banda ancha al promediar 6,15 megabits por segundo frente a los 36,63 de su vecina Colombia.
Con ese tipo de conexión y las carencias en el sistema educativo público es muy difícil estudiar en una Venezuela sumida en una profundad crisis y sin ninguna esperanza de mejorar.
Colegios no aprendieron la lección del 2019
Al parecer en muchos colegios de Venezuela no aprendieron la lección del 2019 cuando hubo el mencionado apagón. El cual duró varios días en diferentes estados del país.
Y ahora… ¡Ocurre una nueva tragedia! La pandemia del coronavirus de Wuhan. Y en Venezuela no existen ni estrategias ni planes de acción para afrontar una nueva situación. ¿En que deriva todo esto? En una TERRIBLE FALTA IMPROVISACIÓN que afecta tanto a maestros, alumnos y representantes.
La solución inmediata -sin considerar las amenazas del entorno- fue realizar una educación e-learning. Sin embargo, olvidaron que en el caso de Venezuela el internet es considerado uno de los PEORES DEL PLANETA.
Speedtest Global Index-un portal que mide la velocidad de la Internet- realizó un estudio hace poco y concluyó que la conexión de los hogares venezolanos se ubicó en el penúltimo lugar. La investigación se hizo en 176 países y Venezuela se ubica en el puesto 175, con 3,67 Mbps, sólo supera la conectividad de un país de Asia central, Turkmenistán, que cuenta con 2,06 Mbps, destacó un informe que publicó voanoticias.
No obstante a pesar de esto se puede paliar y realizar una enseñanza e-learning aplicando las estrategias adecuadas al entorno turbulento y a los problemas de conexión de internet que se vive en Venezuela.
No obstante no ocurre así, luego lo que debía ser un aprendizaje electrónico, algunos profesores lo transformaron en una educación mixta. Unen la solicitudes de largos trabajos a mano en hojas de papel bond o cartulinas con bolígrafos y marcadores con el uso de plataformas educativas.
Además solicitan artículos para realizar las actividades manuales cuando en Venezuela HAY MUY POCAS LIBRERIAS ABIERTAS, y en las supermercados o farmacias que -son algunos de los COMERCIOS ABIERTOS POR LA PANDEMIA- en ocasiones no se consigue ni un simple lápiz.
Adicionalmente, mientras los estudiantes deben contestar cuestionarios infinitos, hacer monografías, trabajos de investigación en computadora que requieren investigación usando internet, exámenes y ensayos, en ocasiones les piden que SEAN ENTREGADOS DOS O TRES TRABAJOS EL MISMO DÍA. Por supuesto la entrega es a través de correos electrónicos o una de las tantas plataformas educativas que existen en línea.
Claro, los alumnos luchan con el internet y entran en crisis nerviosas debido a que en la mayoría de las plataformas empleadas para las asignaciones deben subirse los trabajos antes de un tiempo determinado porque cierran y no pueden usarse.
Cabe destacar que muchos profesores que trabajan sin herramientas, están dando lo mejor de si. Emplean las plataformas tecnológicas cree más pertinente. Pero los estudiantes saltan de plataforma en plataforma para hacer sus actividades.
Educación sin gasolina
Volviendo al tema de los artículos para realizar las actividades manuales -como comentaba anteriormente- es difícil conseguirlos.
La mayoría de las librerías están cerradas, claro siempre debe haber alguna abierta, y se podría salir a recorrer la ciudad en el carro buscándola, no obstante tenemos un pequeño detalle, en Venezuela NO HAY GASOLINA, a menos que la paguen en dólares en el mercado negro o a unos precios más altos que la gasolina internacional.
Adicionalmente, muchos representantes están DESEMPLEADOS y sobreviven a duras penas. En este escenario por supuesto que hay soluciones, pero para llegar a ella se necesita planificar y trabajar de forma coordinada.
Finalmente, la palabra EMPATÍA parece no existir entre algunos directivos de instituciones y maestros que exigen horarios estrictos de entregas en un país donde el día a día es estar sin luz o sin servicio de internet.
Otra perversión de la dictadura
Mientras, la dictadura de Maduro hace caso omiso a todo este panorama. Parece que sus dirigentes y seguidores vivieran en un mundo paralelo. Insisten en que los maestros den clases.
Incluso el dictador le propuso a los profesores de la educación pública -quienes ganan menos de $3 al mes- que fuera hasta las casas de cada uno de sus alumnos a darles clases y aclarar dudas. Claro la forma de transportarse dependerá de cada educador.
En fin otra perversión más de la dictadura que impera en Venezuela.