El opositor cubano Guillermo Fariñas cumplió hoy 50 días en huelga de hambre y sed con la intención de mantener la protesta porque considera que tiene un "reto moral" con otros disidentes de su país.
Fariñas, que ha sido hospitalizado en cuatro ocasiones desde que inició esta medida el pasado 20 de julio, afirmó por teléfono a Efe que tiene "un reto moral con los otros opositores que están siendo golpeados" e insistió en que solo pide "que se cumpla la Ley cubana".
"Vamos a continuar hasta las últimas consecuencias, incluida la muerte", aseguró el opositor desde su domicilio en la ciudad central de Santa Clara.
El opositor, premio Sájarov 2010 del Parlamento Europeo por la defensa de los derechos humanos, inició esta protesta para exigir al Gobierno cubano el cese de la represión contra los disidentes y un diálogo con la oposición.
"Sólo pedimos que se cumpla la Ley, no pedimos a Raúl (Castro) que deje el poder", dijo en referencia al presidente cubano.
Denunció que está siendo víctima de un "asesinato premeditado" por parte del Estado, cuya estrategia según el opositor es la de no ingresarle en el hospital y no realizarle transfusiones de sangre.
Desde que comenzó su ayuno, Fariñas ha perdido el conocimiento en cuatro ocasiones y fue llevado en cada una de ellas al hospital hospital provincial "Arnaldo Milián Castro", donde recibió rehidratación por vía intravenosa.
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Solo en la primera de esas cuatro hospitalizaciones pidió el alta voluntaria, pero en las restantes los médicos lo enviaron a su casa y descartaron mantenerlo internado, relató.
El opositor detalló que tras 50 días sin ingerir bebida ni alimentos tiene la presión arterial descompensada, dolores articulares y dolor de cabeza, así como niveles altos de hemoglobina que "preocupan un poco a los médicos" y que harían necesaria una transfusión de sangre.
"La estrategia del Gobierno es no ingresarme y no transfundirme", dijo Fariñas, y sostuvo que esa situación puede provocarle un fallo cardiorrespiratorio o renal.
También aseguró que ni él ni su familia introducen comida ni bebida en su domicilio "para que las autoridades no puedan difamarnos".
Fariñas, que ha recibido desde que comenzó esta huelga de hambre y sed las visitas de altos cargos de la Iglesia católica en Cuba y de representantes de embajadas y de la Unión Europea, explicó que en los últimos días no ha recibido nuevas visitas, "pero sí apoyo del exterior".
Con información de EFE