Como si no fuera confusa la situación de Rusia con Ucrania, hay un giro inesperado de los eventos en Moscú: tras más de veinte años de un sólido control por parte de Vladímir Putin, se han revelado fuertes disputas internas entre sus más prominentes subalternos, léase: el Grupo Wagner, mercenarios que habían sido leales al dictador ruso pero que ahora le hacen oposición.
Occidente ha amanecido con la mirada fija en este inesperado evento, que cambia el foco de Ucrania hacia los centros de poder en Rusia: Putin versus una poderosa milicia que tiene su propia agenda. Nada fácil para el inquilino del Kremlin.
Gonzalo Morales Divo / El Político
Un cable de AP señala que:
Durante meses, el millonario e inconformista jefe del contratista militar privado Grupo Wagner (Yevgeny Prigozhin) ha lanzado insultos llenos de improperios a los oficiales militares rusos en una fractura que ha debilitado a las fuerzas del país en la guerra en Ucrania.
El viernes (Prigozhin)… acusó al ministro de Defensa Serguei Shoigu de ordenar un ataque con cohetes sobre los campamentos de sus soldados mercenarios, lo cual habría dejado un número enorme de bajas, y advirtió que actuaría para castigarlo.
Fue entonces cuando las autoridades rusas contraatacaron: la principal organización antiterrorista del país inició una pesquisa penal contra Prigozhin bajo cargos de fomentar una “rebelión armada” con sus amenazas de echar a Shoigu.
Tras veinte años de un control estricto por parte del presidente Vladímir Putin, se han expuesto fuertes conflictos internos entre sus principales lugartenientes.
Un Wagner con otra música
El Grupo Wagner es una milicia privada, sin conexión ni dependencia del ejército ruso, cuyos miembros son esencialmente mercenarios aliados a Putin. Su jefe es un rico oligarca de nombre Yevgeny Prigozhin, fiel a Putin hasta este nuevo desarrollo. Muchos observadores han ligado al Grupo Wagner con principios del neonazismo y el extremismo de extrema derecha.
Existe una gran especulación de que el gobierno ruso ha empleado al Grupo Wagner para facilitar una negación creíble y mantener ocultos el verdadero número de bajas y los costos financieros de las intervenciones de Rusia en el extranjero. Sea lo que sea, esta insurrección tiene a Putin en ascuas y al mundo en cuidadosa expectativa.
El regente del Kremlin se refirió a la acción del Grupo Wagner como “motín armado” y el teniente general ruso Vladimir Alekseev dijo a la emisora RBK que fue “un golpe de estado”. No obstante, al momento de publicar este artículo no hay ninguna definición de un hecho por el estilo.
Recordemos que Prigozhin hizo una declaración que algunos han interpretado como un ataque apenas encubierto contra el propio Putin. Declaró que, mientras sus hombres morían debido a la incapacidad del Ministerio de Defensa de suministrarles municiones, un “abuelo feliz piensa que le está yendo bien”, y luego se refirió a ese “abuelo” con una obscenidad.
El comentario contundente causó revuelo en redes sociales, donde fue considerado ampliamente como una referencia a Putin. Prigozhin aseguró después que hablaba de otro funionario de apellido Gerasimov.
¿Algún desenlace probable?
El evento está en pleno desarrollo, en El Político seguiremos el caso hasta su conclusión. Lo cierto es que constituye el primer desafío directo a la dictadura putinesca y, dadas las características de los contendientes es un reto muy considerable y capaz de alterar la esfera de poder en Moscú.