La cotización de OHL sufrió en la sesión de este miércoles un desplome del 24,08% hasta los 2,11 euros por título, su mínimo histórico, tras la decisión de la agencia de calificación Moody’s de rebajar la nota corporativa y de deuda de la constructora de B2 a B3, a nivel de bono basura.
La agencia justificó la rebaja en los malos resultados semestrales de la firma, en particular del área de construcción, la falta de generación de caja y el alto nivel de endeudamiento del grupo constructor y de servicios. Además, ha cambiado la perspectiva de todas las calificaciones de la empresa a negativa desde estable.
En lo que va de año, los títulos de la constructora que preside Juan Miguel Villar Mir de Fuentes acumulan una depreciación del 60%, tras cerrar cinco sesiones consecutivas de fuertes descensos, coincidiendo con la presentación de los decepcionantes resultados correspondientes a la primera mitad del presente ejercicio.
El grupo cerró el primer semestre del año con un beneficio neto atribuible de tan sólo tres millones de euros, lo que supone una caída del 94,3% respecto al mismo periodo del pasado año, en los peores resultados semestrales desde su fundación en 1999. OHL achacó estos malos resultados al reconocimiento de 27,2 millones de euros de crédito fiscal en OHL México para compensar la plusvalía de la venta del 25% de Conmex, la devaluación de las divisas, y algunos proyectos que pueden resultar fallidos como el centro hospitalario de Montreal (Canadá), por el que ya se han provisionado 102,2 millones de euros.
DOS OPERACIONES, EN EL AIRE
OHL tiene pendientes dos operaciones cuya viabilidad puede verse truncada pro la mala evolución en Bolsa. La menos amenazada es el programa de recompra de acciones que anunció este martes, con una inversión máxima de 45 millones de euros o del 3% de su capital. En principio, la caída en Bolsa abarata los títulos pero si se siguen desplomando supondría una ruina.
Más difícil aún se antoja la proyectada venta al fondo australiano IFM del 44% de su filial mexicana, mediante una una opa de exclusión. Los requisitos que pone el regulador mexicano para lanzar esa opa, hacen casi inviable la operación por el desembolso previo que debería acometer para sacarla de Bolsa.
El pasado 17 de junio, la compañía dejó de cotizar en el Ibex, con el golpe que supone para su imagen de cara a la confianza de los inversores. A finales de junio, vendió el 7% de Abertis, la mitad de su participación, por 815 millones de euros. Pero ni esa inyección de efectivo ni la proveniente de la venta del 6,3% de Colonial, por algo más de 140 millones, ejecutada apenas unas semanas antes han convencido al mercado.
Demasiada deuda
Moody’s explica que la bajada de calificación en que OHL presenta a cierre del primer semestre una relación demasiado elevada entre la deuda bruta garantizada por la matriz (1.430 millones de euros) y el beneficio bruto de explotación (Ebitda) (103 millones de euros) para sostener la anterior nota que tenía asignada.
El empeoramiento de este ratio deriva de la reducción de los márgenes del negocio de construcción como consecuencia de los problemas surgidos en varios proyectos internacionales (metro y hospital en Qatar y hospital de Montreal), el retraso en el inicio de los nuevos contratos de concesión y su fuerte presencia en Estados Unidos, un mercado constructor de márgenes más estrechos.
La situación financiera de OHL es muy delicada, sobre todo de cara a mantener la confianza de sus accionistas, fondos de inversión incluidos. Su capitalización está en 630 millones de euros, muy inferior a los 1.000 millones de euros por los que amplió capital en octubre del año pasado con el fin de reflotar financieramente la empresa. En junio de 2014 llegó a marcar un máximo de 19,14 euros por título.
Al presentar los resultados la pasada semana, el nuevo consejero delegado del grupo, Tomás García Madrid, anunció su intención de actualizar el plan estratégico hasta 2020, para conseguir mayores sinergias entre la división de servicios y de construcción industrial.
Precisamente, Moody’s indicó que considera "positiva" la "estrategia de reposicionamiento" de la compañía que pretende implementar la nueva dirección del grupo, centrada en reducir riesgos, apostar por proyectos de construcción de menor tamaño y reforzar la disciplina financiera.
La crisis que atraviesa OHL provocó el pasado 21 de junio un cambio en su cúpula directiva. Juan Miguel Villar Mir cedió la presidencia a su hijo, Juan Villar-Mir de Fuentes, mientras que su consejero delegado, Josep Piqué, fue relevado por García Madrid. Durante la gestión del exministro, la compañía se ha visto envuelta en escándalos de presuntos casos de corrupción en España y México, e incumplimientos de contrato.
Con información de El País