Poco menos de dos meses faltan para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. La misma está desde ya marcada por la polémica y las dificultades que vive actualmente el país norteamericano.
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Que las mismas se hagan en medio de una pandemia es algo sin precedentes en la historia reciente de la nación y las dificultades que ha atravesado los Estados Unidos en relación al nuevo coronavirus no son pocas.
De hecho, este es un primer tema de análisis, pues debido al COVID-19, la cantidad de votos por correo se incrementará de manera considerable en comparación con comicios de años anteriores.
Esto se presta para mucha especulación, luego de que el propio mandatario Donald Trump cuestionara el hecho de votar haciendo uso de este mecanismo y abriera las puertas hacia un discurso de un posible fraude electoral.
Como destaca una nota del NY Post, estas preocupaciones del mandatario parecen estar bien fundamentadas luego de que un veterano agente demócrata confesara sobre lo fácil que es hacer trampa. Con tantas boletas enviadas por correo este otoño debido a la pandemia, y con tan pocas salvaguardas implementadas, es probable que el caos se prolongue a medida que el conteo se prolonga durante días, semanas e incluso meses después del día de las elecciones.
Estrategia poco ortodoxa
Por el lado demócrata, resalta esta misma nota, están ideando una estrategia, poco ortodoxa, y que su norte sería más o menos así: Si ganan no pasa nada, si Donald Trump gana, no reconocerán los resultados e irían hasta consecuencias poco democráticas.
Alegan desde ese partido que la única forma de garantizar una transición pacífica de poder es una victoria aplastante de Joe Biden. Dice el portal que esta vez, los demócratas no se basarán en teorías de conspiración o investigaciones politizadas.
En cambio, cuentan con una estrategia destinada a asustar a los estadounidenses para que voten por Biden, incluso si tienen dudas sobre entregar el gobierno a una figura confusa y sus partidarios radicales.
Tras varias semanas de intensas protestas en suelo estadounidenses y luego de varios discursos de columnistas pomposos sobre patriotas virtuosos que impiden que Trump haga trampas "hay una amenaza descarada", dice este portal.
En efecto, están diciendo: las mismas fuerzas que han causado estragos en nombre de una acusación falsa de que Estados Unidos es una nación irremediablemente racista bien pueden infligir un daño aún mayor para garantizar que la reelección de Trump sea frustrada.
Ese es el subtexto de la charla de los partidarios de Biden sobre la democracia. Su as en la manga no es un recuento exacto de los votos, sino la certeza de que las ciudades de Estados Unidos arderán a menos que el electorado acepte sus demandas.
Ayudado por la devastación de la pandemia, Biden aún puede ganar sin la ayuda de las turbas. Si lo hace, es probable que Trump se doblegue al veredicto de la gente y se vaya a casa.
Pero en lo que probablemente será una elección cerrada en un país profundamente dividido, inmerso en una guerra cultural sobre una acusación mayoritariamente falsa de racismo, la verdadera amenaza para el proceso no es un aguafiestas presidencial, sino una estrategia demócrata que está totalmente preparado para desatar la ruina de la nación si vuelve a perder.
Fuente. NY Post
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