El aumento del salario mínimo no es motivo de alegría para los venezolanos. El nuevo ingreso de los trabajadores sigue siendo “sal y agua” ante el elevado índice inflacionario del país. Problema puntual que el Gobierno de Maduro no ha logrado frenar, sólo tapiar con aumento y palabrerias que ocasionan molestia y más problemas para el ciudadano de a pie.
El hambre y la delincuencia reinan en el zoológico de Zulia https://t.co/RDwtA2Nkrs pic.twitter.com/nPjpBv4j7F
— El Político (@elpoliticonews) September 13, 2017
Maduro anunció un incremento por cuarta vez, con lo cual un trabajador pasó de percibir 97.531 a 136.400 bolívares, mientras que el bono de alimentación aumentó de 153.000 a 189.000 bolívares, para un total de Bs. 325.544. Aunque esto pareciera alentador, el cuarto aumento trajo consigo lo que todo trabajador se temía; más inflación, temor a quedar sin empleo y cinco veces más pobreza que antes.
Según relató una enfermera a Crónica Uno, el aumento no le fue razón para alegrarse, pues su nuevo ingreso continúa sin alcanzarle ante la elevada inflación. “Me preocupa porque además el médico con el cual trabajo ya no tiene el flujo de pacientes de antes y hace poco acepté que no me cancelara completo el ticket de alimentación para no perder el empleo”, comentó la enfermera quien tiene un hijo de nueve años con discapacidad.
El incremento del sueldo ha sido en más de 500%, sin embargo, el índice inflacionario ha superado el 700%, aunque no se descarta que continúe elevando según diferentes economistas, quienes pronostican al menos un 2000% para el 2018. Sobre esto, el analista y director de Econométrica, Henkel García, indicó que pese a las revisiones, “el ingreso mínimo hoy día compra un tercio de lo que se compraba en 2012”. Razón por la que las firmas económicas calculan que los precios pueden tener una variación de hasta 1000 % y por tanto, el deterioro del salario será mayor.
Con información de Venezuela Al Día