La comisaria de Asociación Internacional de la Unión Europea trabaja para ayudar a los países que han acogido al éxodo venezolano
El Político
La finlandesa Jutta Urpilainen desembarcó en Bruselas como una de las representantes de la Europa septentrional, pero sus lazos con Latinoamérica se hunden en lo personal. Es madre adoptiva de dos niños colombianos, y se incorporó a su puesto de comisaria de Asociación Internacional en la Unión Europea (UE) justo tras disfrutar del permiso de maternidad del último de ellos. Ahora, su conexión con la zona se ha estrechado en lo profesional.
La Unión Europea coorganizó con España martes pasado una conferencia de donantes con el objetivo de recaudar fondos para los países de acogida de los más de cinco millones de migrantes y refugiados venezolanos desperdigados por la región. Y Urpilainen ha trabajado codo con codo junto al alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, el comisario de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, y la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, para tratar de movilizar todos los recursos posibles.
“En un momento en que toda la atención está centrada en el combate contra la Covid-19, no podemos mirar hacia otro lado en las necesidades de millones de refugiados y migrantes venezolanos”, afirma.
La primera mujer en acceder al cargo de comisaria en su país señala que Bruselas aportará 144 millones de euros en la conferencia de donantes, y que su destino no será solo Colombia, Perú, Ecuador y Chile, los principales países de acogida, sino que también llegará a Venezuela.
“Los venezolanos que no se han marchado libran un combate diario por sobrevivir. Las recientes estimaciones del programa mundial de alimentos hablan de que 9,3 millones sufren inseguridad alimentaria. Es mucha gente. Y a eso se suman los cortes en el suministro de electricidad, gas y agua”.
Urpilainen se sabe las cifras de la emergencia venezolana. Pero el contagio a Estados vecinos es un hecho. Como se encarga de recordar, en 2015 había 123.000 migrantes y refugiados, y su número se ha disparado hasta alcanzar los 5,1 millones en abril de este año.
“Las millones de personas que dejan el país tienen muchos problemas en su travesía. Algunos caminan hasta 4.500 kilómetros sin saber de verdad dónde acabarán y si encontrarán un futuro mejor para sus familias”.
Antaño ministra filandesa de Finanzas, Urpilainen, de 44 años, del Partido Socialdemócrata, era conocida por haber amenazado con sacar a su país del euro en plena crisis de la deuda soberana y haber pedido garantías a Grecia y España para participar en su rescate. Ahora está en el bando de los que buscan recaudar fondos a toda costa para paliar las consecuencias de la crisis.
El rostro de Latinoamérica está cambiando
“El éxodo está cambiando el rostro de Latinoamérica y el Caribe. Su impacto es innegable”, lamenta. La comisaria teme que haya retrocesos en la región que tiren por tierra progresos como los derivados del proceso de paz en Colombia. “La preocupación es que se cree un ambiente de inseguridad donde crezca la polarización social y la intolerancia hacia los migrantes”, advierte.
La Unión Europea busca cambiar la percepción de los migrantes venezolanos en los países de acogida, donde ya se han producido brotes xenófobos. “Necesitamos convencer a los ciudadanos de Colombia, Ecuador y Perú de que ellos no sufren por culpa de los migrantes. La pregunta de cómo integrarlos es una gran discusión que trasciende fronteras. Es global. Pero debemos apoyar también a los países que se están responsabilizando de los migrantes para que sus ciudadanos no sientan que estén quitándoles nada”.
Ese será uno de los objetivos de los fondos recabados en la conferencia de donantes, en la que se han obtenido 2.544 millones de euros entre préstamos y donaciones. Con el epicentro de la emergencia sanitaria saltando de Europa a América Latina, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha alertado del rápido deterioro de la situación de los migrantes.
Como explica Urpilainen, la pandemia “ha profundizado en los problemas de una región donde ya existía una gran desigualdad”.
(Con información de ABC)