Nicaragua vive una crisis política a tres meses de que se celebren sus elecciones presidenciales. Con un Parlamento sin oposición y con su principal líder inhabilitado, los comicios del próximo 6 de noviembre lucen como otra oportunidad para extender el poder del presidente Daniel Ortega.
Rafael Rodríguez / El Político
El Consejo Supremo Electoral (CSE) destituyó el viernes 29 de julio a los 28 diputados de la Asamblea Nacional (16 de ellos propietarios y 12 suplentes) pertenecientes Partido Liberal Independiente (PLI), la principal fuerza opositora del país. La fracción estaba liderada por el también diputado Eduardo Montealegre, quien el pasado 8 de junio fue despojado de la dirección del PLI tras una orden judicial. A cargo de la oposición quedó entonces Pedro Reyes, considerado como un colaborador del Gobierno con poca actividad política.
Los legisladores denunciaron que "la destitución masiva de los diputados de oposición constituye un hecho sin precedentes en la historia de Nicaragua y con ella el régimen de Daniel Ortega está dando un golpe de Estado al Poder Legislativo".
En un pronunciamiento leído por el jefe de la bancada opositora, Wilber López, aseguran que la decisión del CSE avalada por la directiva parlamentaria evidencia el "desprecio por el voto ciudadano", con lo que, a su parecer, se cierra “el último espacio institucional para la oposición".
"La destitución de los diputados opositores constituye la demolición del último bastión de la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho porque violenta todos los procedimientos legales y destruye las bases del sistema constitucional nicaragüense", señalaron.
Los diputados también indicaron que la medida tiene "un claro propósito intimidatorio a los ciudadanos que adversan al régimen" sandinista, al cual acusan de querer instalar un sistema de partido único en el país. Por eso, pidieron a la comunidad internacional que evalúe la democracia y el Estado de Derecho en Nicaragua.
Todo poderoso Ortega
El mandatario nicaragüense tiene el camino libre para su próxima elección luego de haber sacado de carrera al único grupo de oposición elegido en los comicios de 2011.
El partido de Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), será el más importante en las próximas elecciones, en las cuales no participará el representante de la Coalición Nacional por la Democracia Luis Callejas, quien fue anulado por el poder electoral.
El actual jefe de Estado está decidido a mantenerse en el poder. Después de ser electo en las elecciones de 1984, fue interrumpido por Violeta Chamorro hasta sus reelecciones tanto en 2006 como en 2011. Este último año estuvo lleno de polémica por denuncias de supuesto fraude pero el reclamo no trascendió. Por esa razón, la oposición ha insistido en la presencia de observadores internacionales para evitar que se repita la experiencia de hace cinco años.
El legado de Ortega también parece estar garantizado. Su esposa, Rosario Murillo, antigua guerrillera, es la portavoz y podría convertirse en la candidata a la Vicepresidencia del país. Su hijo, Laureano Facundo Ortega Murillo, también suena para ser el sucesor del régimen sandinista.
La familia Ortega ha trasladado su poder hasta los medios de comunicación: los empresarios a favor de su gestión han comprado progresivamente canales de televisión, radios, periódicos y sitios web para garantizar el control mediático y callar las críticas contra el gobierno.
Sin embargo, los repudios hacia el gobierno no han cesado. El Consejo Superior de la Empresa Privada hizo un llamado a "fortalecer la institucionalidad democrática" después de la destitución de los diputados. La Cámara de Comercio Americana de Nicaragua advirtió que con la salida opositora se profundiza "la crisis política e incertidumbre que vive el país", una impresión que también tuvo la Iglesia, que lamentó la "falta de democracia y el casi inexistente Estado de Derecho en la nación", en palabras del obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez.
Repudio especialista
Los cuestionamientos al gobierno de Ortega no tardarán en llegar por parte de la comunidad internacional. Eso es lo que cree el sociólogo nicaragüense y analista político Oscar René Vargas.
"Ortega ha limpiado la mesa de opositores, con esta operación (destitución de diputados), en todos los poderes del Estado", indicó en su página de internet.
Para él, con la destitución de los parlamentarios "el sandinismo histórico u original ha sido enterrado y nace el partido orteguista".
Vargas también cree que Ortega designará a su esposa, Rosario Murillo, como su compañera de fórmula presidencial para los comicios que serán los próximos cuatro meses.
El 6 de noviembre de 2016 es el día para que Nicaragua decida entre continuar con una hegemonía que ha acorralado a la disidencia 0 sacar un régimen que se atornilló al poder en 2006.