Las tradiciones culturales de Venezuela están amenazadas por la crisis que genera el régimen de Nicolás Maduro y sus efectos. El voluntariado es el que da la cara en todo el país para mantener el legado que dejarán a las futuras generaciones. Entretanto, el financiamiento oficial brilla por su ausencia en muchos casos.
El Político
Una de las mayores riquezas de Venezuela son sus manifestaciones culturales. Es tanta su importancia que quedó asentada en las cifras de la Organización de Naciones Unidas para la Cultura. La Unesco contabilizó 84.000 expresiones culturales en el país suramericano.
Un alto porcentaje de esas expresiones se mantienen por autofinanciamiento y esfuerzo de sus ejecutores, de acuerdo a un reciente informe de la ONG Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea), que denuncia la falta de fondos oficiales para estas actividades.
Falta de políticas públicas
El coordinador general de Provea, Rafael Uzcátegui, en declaraciones a EFE afirmó que no existen políticas públicas destinadas al sector cultura. "Es decir, no hay una política de seguridad social, de subsidios otorgados, sin discriminación, a las diferentes tradiciones».
Y el meollo del asunto está ahí, en la discriminación. Las organizaciones culturales afectas al chavismo tienen más oportunidad de recibir aportes que las que no lo son. Por fortuna, los cultores no funcionan así, ellos trabajan sin diferencias ideológicas. Lo suyo es mantener la tradición.
En riesgo la identidad
Esa es la razón por la que el voluntariado y los "delgados" bolsillos de la ciudadanía se convierten en generosos aliados de la cultura en cada pueblo, con la mirada puesta en las nuevas generaciones.
El poco respaldo oficial pone en riesto las tradiciones culturales. Según el informe de Provea, atenta contra la existencia de costumbres que datan de la época colonial y contra la propia identidad del venezolano.
No hay una política de financiamiento, de estímulo, para que este tipo de actividad cultural se realice, afirma Uzcátegui. Luego añade que es la labor independiente y autónoma de la comunidad, los gestores culturales y los devotos, lo que mantiene viva la tradición.
Culturas en trance.
Nuestro nuevo Informe sobre los efectos de la Emergencia Humanitaria Compleja en las tradiciones y derechos culturales de Venezuela:
La Paradura del Niño, el Tamunangue, la Parranda de San Pedro, responsabilidad del Estado y más ⬇️https://t.co/61TRk3Me6Z
— PROVEA (@_Provea) May 24, 2023
El gestor cultural Miguel Alciro Berroterán lleva más de 30 años participando en la Parranda de San Pedro de Guatire y Guarenas, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Berroterán aseguró a EFE que las tradiciones culturales en Venezuela se mantienen, principalmente, gracias al esfuerzo de las comunidades organizadas.
Empeñados en mantener viva la parranda, él y otros participantes visitan escuelas y organizan talleres para incentivar el interés por esta tradición.
«Tenemos sobre nuestros hombros la gran responsabilidad de generar planes de salvaguarda y lo estamos haciendo», subrayó Miguel Alciro Berroterán.
Asimismo, el presidente de la Fundación Centro de la Diversidad Cultural, Benito Irady, dijo a EFE que las comunidades organizadas juegan un rol protagónico en la tarea de preservar las tradiciones que los ancestros transmitieron, en algunos casos por el boca a boca.
Según el funcionario, la comunidad organizada «ha puesto a valer sus resortes» para promover ante las instituciones de Estado la importancia de salvaguardar las manifestaciones culturales.
Al menos cinco manifestaciones culturales venezolanas están incluidas en la Lista Representativa para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, además de dos en la Lista de Salvaguardia Urgente y una en el listado de buenas prácticas de protección.
Fuente: Primer Informe