Con un parlamentario menos que su gran rival Benny Gantz, necesitará de toda su habilidad para lograr los 61 votos necesarios con que formar gabinete
El Político
Toda la sabiduría del primer ministro Benjamín Netanyahu, sus años en el poder y su reconocida capacidad para enfrentar a los enemigos fundamentales de Israel, los palestinos, Irán o Siria, fueron insuficientes para darle la victoria en las reñidísimas elecciones, las segundas de este mismo año a la que ha concurrido.
Con unos resultados que se han ido entregando lentamente y con el 90% de las mesas escrutadas, la alianza Kahol Lavan de Benny Gantz tiene 32 escaños y supera por una banca al Likud del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Para poder formar gobierno, cualquiera de ellos necesita al menos 61 sobre un total de 120: la mitad más uno.
Incógnitas para el nuevo gabinete
Las principales incógnitas están puestas en si Bibi (como llaman a Netanyahu) podrá conformar una nueva alianza como la que lo sostiene actualmente en el poder, entre partidos de derecha y religiosos (necesita 61 bancas y el bloque tiene 55); en si habrá un gobierno de unidad entre Likud y Kahol Lavan, y en tal caso cuál será el rol de Bibi en ese reagrupamiento; y en cuál será el rol del político con mayor poder de veto en esta eleccion, Avigdor Lieberman de Ysrael Beitenu (9 bancas).
No puede haber gabinete con miembros antisionistas, clama NetanyahuCuando se dieron a conocer los primeros boca de urna, tanto Gantz como Lieberman anunciaron que promoverán un gobierno de unidad junto a Likud. Las condiciones estarán puestas en la conformación de un gobierno laico, en el que los sectores ortodoxos (que apoyan tradicionalmente al Likud) pierdan peso y, sobre todo, envíen a sus jóvenes al servicio militar que es obligatorio para el resto de los ciudadanos israelíes y del que hasta ahora han estado exentos.
Con claros signos de fatiga y algo de tos, Netanyahu habló en la sede de su partido de Tel Aviv a las tres y cuarto de la madrugada. "No puede haber un gobierno que se apoye en partidos árabes antisionistas que rechazan la existencia de Israel como Estado judío y democrático y que elogian a terroristas que asesinan a nuestros soldados y ciudadanos", decía Bibi
Pero la gran incógnita es que La Lista Unida, la alianza de partidos árabes, se transforma en la tercera fuerza del parlamento israelí con al menos 13 bancas, y todo parece indicar que van a ser una vez más el centro de los ataques de Netanyahu. Esta alianza tampoco es del agrado de Lieberman, un inmigrante de origen ruso que vive en Cisjordania y que tiene un largo historial de declaraciones contra los palestinos. "Nosotros no vamos a formar gobierno con los árabes, eso es absurdo", dijo esta mañana al remarcar que "hay sólo una coalición posible" y es la de la unidad nacional con Likud y Kahol Lavan bajo un paraguas laico.
Para lograr esto, Likud debería soltarle la mano a Bibi, el político que más tiempo ha sido ministro en la historia del país y la figura en torno a la cual giran todas las discusiones hace décadas.
Por lo que se ve no es sólo el futuro de Netanyahu, sino la esencia misma del estado de Israel, lo que indica que las próximas horas serán de gran dramatismo