Una mujer que dio a luz en Wellington, Nueva Zelanda, el pasado 8 de mayo, se llevó una sorpresa cuando le informaron que su bebé pesó 7,4 kilos y midió 57 centímetros.
El peso es más del doble que el de un recién nacido promedio, y es más o menos lo que pesa un bebé de 20 semanas.
Durante el embarazo, los médicos ya preveían que el niño era grande, pero no pensaban que pesaría más de 6 kilos. Por eso, durante la cesárea, que duró más de tres horas, se asombraron por el tamaño.
"No somos muy altos y no sabemos de dónde vino ese tamaño del bebé", comentó el padre, que prefirió no identificarse.
En Oceanía, no hay registros de un bebé recién nacido con ese peso y esa altura tan grandes.
De acuerdo con el Libro de los Récord Guinness, el bebé más grande pesó al nacer 10,7 kilos y fue en el año 1879 en Canadá.