El "artista del volumen", así fue reconocido el estilo de Fernando Botero, falleció este viernes 15 de septiembre en la tranquilidad de su hogar en el principado de Mónaco a los 91 años.
El Político
Según el medio colombiano La W, el artista se encontraba delicado de salud. Habría sido diagnosticado con una grave neumonia, que lo llevaron a visitar una clínica. A pesar de las sugerencias, el escultor prefirió continuar su recuperación “en la tranquilidad de su casa”, en donde continuó pintando hasta la semana pasada.
Nacido en una Medellín resguardada por las montañas, hizo allí sus primeros trazos. Terminado su bachillerato viajó a Bogotá, donde tiempo después obtendría el segundo puesto en el IX Salón Nacional de Artistas. Pero su encuentro con el arte fue casi por suerte, a los 15 años Botero estudiaba para ser torero y se le ocurrió vender dibujos a la salida de la Plaza de La Macarena y cuando vendió una de esas obras, a 2 pesos, comenzó a considerar dejar el toreo y volverse un artista.
Fue un hombre de mundo. Con el dinero que reunió, gracias a su talento, viajó a España para estudiar a los grandes maestros de la pintura española, luego se estableció en Nueva York, donde sus pinturas le granjearon una notable popularidad en el mercado artístico estadounidense. Entre sus obras más conocidas cabe destacar La alcoba nupcial, Mona Lisa a los doce años y El quite.
El estilo de Botero, plenamente figurativo, se caracteriza en lo plástico por cierto aire naïf, y en lo temático por la representación de personas, animales y objetos siempre como figuras corpulentas, incluso claramente obesas. Aunque como ha asegurado en sus múltiples entrevistas "no pinta gordos", sino que trabaja con volumen. Además, es una forma de darle "magnificencia, plasticidad y sensualidad" a sus trazos como ha explicado su hijo en una entrevista para el medio colombiano Semana.
De familia de muy escasos recursos, su padre murió cuando tenía cuatro años y su madre sola, casi no la contó para sacarlos adelante a él y sus tres hermanos. Sin embargo, logró superarse en la vida, una que estuvo marcado por múltiples éxitos internacionales pero también por tragedias que lo marcaron a nivel personal; como la muerte de dos de sus hijos de forma trágica y la relación tormentosa que vivió durante cuatro años con su hijo, el exministro Fernando Botero Zea.
También fue un artista de controversias, reseñaba el dolor y las injusticias a través de sus pinturas, como la exposición sobre los abusos de los soldados norteamericanos en la prisión en Abu Ghraib en Irak, la cual inicialmente fue vetada en Estados Unidos pero alabada por la crítica y los medios de ese país.
Sus obras, su vida y su ingenio ha sido reseñado en las primeras planas a nivel mundial. En la década de los setenta entró a formar parte de las galerías más importantes de Europa y expuso desde en el Grand Palais de París hasta en el Museo Hishborn, en Washington.
Desde ahí sus pinturas viajaron a las principales capitales del mundo, desde Roma hasta Shanghái. Sus obras se encuentran en exposiciones en los principales museos, llegando a mover casi 60 millones de dólares en el mercado del arte, una cifra que se triplicó con los años.
En el 2003, hace casi 20 años, la prestigiosa revista Art Review se puso en la tarea de hacer una lista con los diez artistas vivos mñas cotizados del mundo: Fernando Botero quedó de quinto. Eso solo fue el comienzo de una vida de éxitos, marcada por un hombre que no solo dejó a su país en alto, sino que se convirtió en uno de los artistas latinoamericanos más importantes del mundo del arte contemporáneo y fijó el "boterismo" como estilo para replicar.