El Mundial de la FIFA en Catar 2022 ha estado lleno de polémica mucho antes de su inicio hace una semana y a pesar de las grandes actuaciones y el espectáculo dentro del terreno de juego.
El Político
También el evento ejemplifica el concepto de sportwashing o lavado de imagen deportivo, es decir, el uso del deporte como herramienta de poder blando para limpiar (y distraer) una reputación política o humanitaria turbia.
Y como ejercicio de relaciones públicas, el Mundial masculino es un gran negocio. El último, organizado por otra controvertida nación anfitriona, Rusia, atrajo a 3 500 millones de espectadores en todo el mundo.
Vínculos deportivos y de aficionados
La gestión de marca a través del deporte ocupa desde hace tiempo un lugar destacado en la agenda de muchas de las empresas más conocidas del mundo, reportó TheConversation.
Los seguidores suelen crear fuertes vínculos con los equipos y los deportistas, y las empresas (como patrocinadores principales) y los países (como anfitriones de eventos) pueden utilizar esos vínculos con gran efecto para mejorar su imagen pública y su popularidad.
Y, por supuesto, no sólo el fútbol es susceptible de ser acusado de lavado deportivo. Recientemente se criticó la celebración de grandes eventos de boxeo en Arabia Saudí y los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en Pekín. Mientras tanto, British Cycling fue acusada de greenwashing o lavado de imagen verde –similar al lavado deportivo pero con un enfoque particular en el medio ambiente– después de anunciar un nuevo acuerdo de patrocinio con Shell.
¿Importa a los aficionados?
Los aficionados al deporte y la relación que mantienen con un equipo, sugiere que las acusaciones de estar involucrado en el lavado deportivo (o cualquier otro comportamiento cuestionable del equipo) no importan realmente.
Esto se debe a que los aficionados que disfrutan de una fuerte conexión con un equipo (y con otros aficionados) suelen optar por evitar criticar al equipo al que apoyan. Es una forma de proteger el fuerte sentimiento de identificación que supone ser miembro leal de una afición.
Este hallazgo sugiere que, de hecho, los clubes deportivos no deberían sentirse especialmente motivados para actuar de forma social o ambientalmente responsable, ya que sus acciones podrían ser consentidas o ignoradas.
Organización del Mundial
Esto significa que ser considerada una organización socialmente responsable no conduce automáticamente a un mayor valor de marca para la organización.
Además, las organizaciones deportivas están poco motivadas para cambiar sus prácticas y mejorar su enfoque de las cuestiones sociales.
Estas conclusiones (bastante alarmantes) sugieren que, aunque los intentos de limpiar la imagen de una nación o de una empresa a través del deporte puedan ser cada vez mayores (y cada vez más denunciados), para muchos aficionados pueden tener poca importancia.