La semana pasada, Montblanc se convirtió en la primera marca de la familia Richemont de compañías de lujo en lanzar un smartwatch. El Summit de Montblanc, basado en la plataforma Android Wear 2 de Google, tiene como objetivo competir, entre otros, con el Apple Watch y el Connected Watch de la marca suiza rival TAG Heuer (que salió a la venta el año pasado y tendrá una actualización que probablemente se anuncie esta semana).
Al igual que el TAG, que también se basa en la plataforma Android, el reloj Montblanc está dirigido a los fans de la marca. Al diseñar la caja para que se parezca a un reloj mecánico clásico de su línea 1858, espera atraer a una combinación de conservadores y también millennials que no necesariamente están acostumbrados a llevar algo en la muñeca, pero que podrían probar un reloj inteligente de aspecto único.
"Esperamos que el Summit muestre a los clientes nuevos y antiguos que Montblanc tiene una tradición de innovación y se adapta a lo que necesita el profesional moderno", dijo el máximo ejecutivo de Montblanc, Jérôme Lamberg.
Las diferencias entre las versiones de TAG y Montblanc no son enormes: ambas ofrecen una variedad de aplicaciones de Android. Mientras que el TAG tiene GPS para aplicaciones deportivas y NFC (comunicación de campo cercano) para hacer pagos móviles, el reloj de Montblanc posee un monitor de ritmo cardíaco en la parte posterior de la caja.
Ambos vienen con esferas que se parecen a sus modelos emblemáticos, algo que estas empresas juran que es importante, pero que para mí no tiene total sentido. Los aficionados aman los relojes mecánicos por su ingenio, su belleza y su proeza estructural interna. Un simulacro 2D débilmente iluminado en una pantalla, envuelto en algo que se parece a un reloj mecánico, difícilmente sea lo mismo.
EL GRAN MERCADO
Los smartwatches se han convertido en una categoría grande pero que todavía se vende menos de lo esperado. La firma de investigación de mercado IDC estima que en 2016 se vendieron 19,8 millones de smartwatches, con lo que quedaron casi un 50 por ciento por debajo de la proyección de 28,3 millones. En el tercer trimestre del año pasado, por ejemplo, las ventas de Apple Watch bajaron más del 70 por ciento.
Gran parte del problema es que los fabricantes de este tipo de dispositivos de vestir (a diferencia de un Fitbit más simple y construido más específicamente) aún no han dado buenos argumentos de por qué sus usuarios los necesitan, cuando un teléfono inteligente está casi siempre al alcance de la mano.
Piénselo. Si usted posee un smartwatch y accidentalmente lo deja en casa, ¿qué hace cuando llega al trabajo o la escuela y se da cuenta de que no lo tiene consigo? Después piense en lo que sucede cuando deja su teléfono en casa.
Via: El Comercio