El viceministro panameño de Seguridad Nacional, Jonathan del Rosario, dijo estar dispuesto a buscar un acercamiento con la Pastoral Social Cáritas Panamá, a fin de evaluar los sitios que esa entidad de la Iglesia Católica asegura tener disponibles para albergar a los cubanos varados en Lajas Blancas, en la selvática provincia de Darién.
“Mañana voy a conversar con el diácono de Cáritas, Víctor Berríos; primero tengo que hacer un análisis legal sobre si esa opción es viable o no, porque yo no puedo actuar al margen de la ley”, dijo el funcionario a los cubanos, que se han declarado en huelga de hambre para demandar su traslado a las instalaciones de la iglesia en Ciudad de Panamá.
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Es la primera vez que un alto funcionario del gobierno istmeño visita a los migrantes cubanos retenidos en ese pueblo del Darién.
“Quiero que quede claro, los cubanos que estamos aquí le decimos que preferimos morir en esta selva antes que regresar a la dictadura castrista”, manifestó Ernesto Banderas, natural de la Habana.
“Me llevo su preocupación”, respondió el viceministro, quien dijo a sus interlocutores haber quedado complacido con la reunión porque “hemos tenido un dialogó productivo y respetuoso”.
Los migrantes transmitieron al representante del gobierno que viven en “condiciones de vida infrahumanas en el campamento; agua contaminada, un rio que sirve como sitio único para aseo personal, en el que hay serpientes y caimanes”, entre otras vicisitudes.
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Uno de los cubanos mencionó el caso de un paisano que sufría de varicocele y necesitaba una cirugía. Fue trasladado a la capital istmeña, supuestamente a un hospital. Más tarde se enteraron de que había sido deportado a La Habana, y que en sus documentos aparecía el termino, “deportación voluntaria”. “Aquí nadie quiere por voluntad propia regresar a Cuba”, aseguró.
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